viernes, 24 de diciembre de 2010

Un año histórico

Publicado en Será Justicia/20, diario del juicio a Videla, Menéndez & Cía.

Por Diego Martínez

La condena a Videla cierra un año histórico para el proceso de Memoria, Verdad y Justicia: 17 sentencias, 110 condenas, nueve absoluciones, ocho procesos en curso. Hubo juicios con imputados aislados pero también procesos acordes a la magnitud del terrorismo de Estado: 31 acusados en Córdoba, 17 por Atlético-Banco-Olimpo, 14 en La Plata. Creció la base de la pirámide (ochocientos procesados van camino al juicio oral) y la capacidad del Estado para superar obstáculos en tierras hostiles, como Mendoza, donde los operadores de la impunidad debieron quitarse las togas para defenderse.

Los tiempos del Poder Judicial siguen siendo un problema. Desde que una causa llega al tribunal oral hasta que comienza el juicio transcurren entre uno y tres años. Según el CELS hay 1.095 imputados que no fueron sometidos a juicio. De los represores identificados que no murieron o no fueron declarados insanos apenas el diez por ciento tuvo su sentencia en el último lustro. Al ritmo actual y aún si no se identificara a nuevos imputados habría juicios hasta 2020. Una década es una eternidad para quienes piden justicia desde hace treinta años y una garantía de impunidad para los verdugos. Según la Procuración General de la Nación el 42 por ciento del medio millar de procesados con prisión preventiva tiene más de setenta años. En 2010, según registros del CELS, murieron treinta imputados. Massera con una condena añeja. Adel Vilas, precursor del terrorismo de Estado, bien lejos de la cárcel. Murieron impunes el ex fiscal Carlos Flores Leyes, el ex juez Guillermo Madueño y Diana Julio de Massot, directora de La Nueva Provincia de Bahía Blanca.

Las demoras también rinden frutos luego de las condenas. Según el CELS sólo tres de cuarenta sentencias fueron confirmadas por la Corte y apenas ocho tienen el visto bueno de Casación. Que no queden firmes beneficia a condenados que pagaron altas sumas para evitar la cárcel: Jorge Olivera Róvere, dueño de vidas y muertes en Buenos Aires, los brigadieres César Comes e Hipólito Mariani, jefes de Mansión Seré, o el coronel Bernardo Menéndez, que además de seguir libre defiende a camaradas en desgracia.

Otro obstáculo creciente son las excarcelaciones. El porcentaje de procesados con prisión preventiva disminuyó el último año, según la Procuración, del 70 al 57 por ciento. De ese universo el 56 por ciento está en una cárcel y el 37 en su casa. La Corte Suprema tomó argumentos del Ministerio Público y ordenó a tribunales inferiores, con Casación a la cabeza, analizar con rigor los riesgos procesales antes de conceder excarcelaciones automáticas.

Números al margen, otro triunfo del año fue el compromiso de la dirigencia política con los juicios a genocidas. Las esperanzas de que una catástrofe política derivada de la derrota del oficialismo en las parlamentarias de 2009 permitiera torcer el rumbo en 2011 se esfumaron hasta desaparecer. Todos los partidos con representación parlamentaria ratificaron que los juicios son una política de Estado.

El camino está trazado y el rumbo es irreversible. El desafío es acelerar los tiempos.



Condenas y absoluciones de 2010.:

1. Santa Fe 12-4-10 (1-0): Horacio Barcos.

2. Salta, caso Melitón Bustos 13-4-10 (2-0): Carlos Alberto Arias y Luis Angel Gaspar Zírpolo.

3. Rosario, Quinta de Funes 15-4-10 (5-0): Pascual Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, Juan Daniel Amelong, Eduardo Constanzo y Walter Pagano.

4. San Martín, Campo de Mayo II, 20-4-10 (6-1): Reynaldo Bignone, Santiago Riveros, Fernando Verplaetsen, Carlos Tepedino, Jorge Osvaldo García y Eugenio Guañabens Perelló. Absuelto Germán Montenegro.

5. Mar del Plata 9-6-10 (1-0): Gregorio Molina.

6. Tucumán, Jefatura de Policía 8-7-10 (4-0): Luciano Menéndez, Roberto Albornoz, Armando y Carlos De Cándido.

7. Santa Fe, caso Alicia López 13-8-10 (1-0): Mario Facino.

8. La Rioja, caso Villafañe 13-9-10 (1-0): José Rodríguez.

9. La Plata, U9 13-10-10 (14-0): Abel Dupuy, Isabelino Vega, Víctor Ríos, Raúl Aníbal Rebaynera, Catalino Morel, Ramón Fernández, Elvio Cosso, Jorge Luis Peratta, Leandro Corsi, Carlos Jurio, Luis Domingo Favole, Segundo Andrés Basualdo, Héctor Acuña y Valentín Romero.

10. Santiago del Estero, caso Kamenetzky 1-11-10 (3-0): Musa Azar Curi, Ramiro del Valle López Velloso y Miguel Tomás Garbi.

11. Mendoza, San Rafael 17-11-12 (4-0): Aníbal Guevara Molina, Raúl Soppe, Juan Labarta y Raúl Egea.

12. La Pampa 17-11-10 (9-0): Néstor Greppi, Roberto Constantino, Omar Aguilera, Roberto Fiorucci, Carlos Reinhart, Néstor Cenizo, Athos Reta, Oscar Yorio y Hugo Marenchino.

13. Chaco, Brigada de Investigaciones, 13-12-10 (12-0): Gabino Manader, José Rodríguez Valiente, Lucio Caballero, José Marín, Ramón Meza, Oscar Galarza, Francisco Alvarez, Rubén Roldán, José Tadeo Luis Bettolli, Luis Patetta, Enzo Breard y Ramón Gandola.

14. Primer Cuerpo de Ejército, Atlético--Banco--Olimpo 21-12-10 (16-1): Juan Carlos Avena, Oscar Augusto Rolón, Luis Juan Donocik, Eduardo Emilio Kalinec, Eufemio Jorge Uballes, Raúl González, Julio Héctor Simón, Samuel Miara, Eugenio Pereyra Apestegui, Guillermo Víctor Cardozo, Roberto Antonio Rosa, Enrique José Del Pino, Raúl Antonio Guglielminetti, Carlos Alberto Roque Tepedino, Ricardo Taddei y Mario Alberto Gómez Arenas. Fue absuelto Juan Carlos Falcón.

15. Mar del Plata, Base Naval 21-12-10 (3-0): Alfredo Arrillaga, Roberto Pertusio y Justo Ortiz.

16. Salta, Masacre de Palomitas, 21-12-10 (3-0): Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche.

17. Córdoba, UP1, 22-12-10 (24-7): Jorge Rafael Videla, Luciano Menéndez, Vicente Meli,Víctor Pino Cano, Emilio Juan Huber, Enrique Pedro Mones Ruiz, Miguel Ángel Pérez, Gustavo Adolfo Alsina, Carlos Hibar Pérez, Mauricio Carlos Poncet, Jorge González Navarro, Raúl Eduardo Fierro, Marcelo Luna, Calixto Luis Flores, Yamil Jabour, Alberto Luis Lucero, Carlos Alfredo Yanicelli, Juan Eduardo Ramón Molina, Miguel Ángel Gómez, Hermes Oscar Rodríguez, José Eugenio San Julián, Fernando Martín Rocha y Mirta Graciela Anton. Fueron absueltos Osvaldo César Quiroga, Luis David Merlo, Luis Alberto Rodríguez, Ricardo Cayetano Rocha, Gustavo Rodolfo Salgado, Francisco Pablo Daloia y José Antonio Paredes.

18. El martes 28-12-10 a las 13 el TOF5 de San Martín dictará sentencia contra Luis José Ricchiutti y Elida Hermann por la apropiación ilegal de la hija de Antonio Domingo García y Beatriz Recchia.


“La Justicia no escapó a la complicidad”

JAIME DIAZ GAVIER, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL QUE CONDENO A JORGE RAFAEL VIDELA Y A LUCIANO BENJAMIN MENENDEZ

“Me pareció un momento de gran significación histórica”, reveló a Página/12 el juez del Tribunal Oral Federal Nº 1 de Córdoba sobre el momento en que él mismo leía el fallo con el que se condenó a Videla y a Luciano Benjamín Menéndez.

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Jaime Díaz Gavier, presidente del Tribunal Oral Federal de Córdoba.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

Jaime Díaz Gavier tuvo en 2008 la responsabilidad histórica de presidir el tribunal que condenó por primera vez a Luciano Benjamín Menéndez, símbolo máximo del terrorismo de Estado en Córdoba. El miércoles, siempre ayastrando la erre y mirando a los ojos, el presidente del Tribunal Oral Federal Nº 1 de Córdoba condenó a prisión perpetua al dictador Jorge Rafael Videla, que no escuchaba una sentencia desde hace 25 años. “Pero no tengo predilección por juzgar a nadie. El privilegio es en todo caso profesional, por el interés histórico que tienen estas causas”, confiesa. Mientras se prepara para encabezar el cuarto proceso por delitos de lesa humanidad de la provincia, por crímenes en el centro clandestino La Perla, Díaz Gavier confía en que también llegará a los estrados la complicidad del Poder Judicial con el terrorismo de Estado.

–¿Qué pensaba mientras leía la condena y miraba a Videla?

–Sinceramente me pareció un momento de gran significación histórica, se estaban esclareciendo y determinando responsabilidades en hechos dramáticos de nuestra historia. Más allá de que juzgamos casos de la Unidad Penitenciaria y de la policía provincial, en realidad son una muestra de tantos que ocurrieron en el país. Lo de mirar a los ojos lo he hecho siempre como muestra de respeto hacia la persona sobre la que estoy disponiendo. No mirar sería una muestra de indiferencia.

–Hace dos años le tocó condenar por primera vez a Menéndez; ahora a Videla, símbolo máximo de la dictadura. ¿Lo vive como un privilegio?

–No. En todo caso puede ser un privilegio estrictamente profesional por el interés histórico que tienen estas causas. El privilegio pasa por tener la oportunidad de participar, de recibir los testimonios de quienes vivieron un período tan trágico. Pero no tengo predilección o interés particular en juzgar a nadie, y mucho menos interés de figuración. Usted sabe que en la judicatura hay un tema de protagonismo insatisfecho, búsquedas de figuración, sobreactuaciones, le diría que de casi todos los actores procesales vinculados con estos juicios. Creo que hay que ser profesional, aplicar la ley con las convicciones que cada uno tiene en base a las pruebas, tal como se recibieron en las audiencias.

–En el juicio se ventilaron pruebas sobre la complicidad de magistrados con delitos de lesa humanidad. ¿Cómo se viven esas acusaciones desde adentro del Poder Judicial?

–Por el tipo de hechos, por tratarse de presos legales –por decirlo de alguna manera– a disposición de jueces y del Poder Ejecutivo, evidentemente hubo un nivel de compromiso de la Justicia de la época, igual que lo hubo en sectores de la jerarquía de la Iglesia Católica y de la sociedad civil que, como mínimo, miraron para otro lado. Ciertamente, la Justicia no escapó a una suerte de complicidad o por lo menos omisión en el cumplimiento de lo que debieron ser sus deberes.

–¿Es optimista en que llegará a juicio la complicidad judicial?

–Sí, a partir de distintas revelaciones se trasladaron las denuncias y se está investigando. Creo que efectivamente en algún momento se determinará la elevación a juicio de estas causas y tendremos que abocarnos.

–¿Podría darse la paradoja de tener que juzgar al doctor Carlos Otero Alvarez, que participó del primer juicio a Menéndez?

–Podría darse, pero en ese caso tendría que apartarme porque estoy vinculado por lazos de afecto, compartimos quince años en la magistratura. Debo decirle, sin que signifique adelanto de opinión, que Otero Alvarez era secretario y su función era ser signatario, certificar con su firma, por lo que la responsabilidad estaría muy acotada. No puedo adelantar más porque podría tener que analizar situaciones similares.

–¿Cómo se explica que siete imputados, que dos instancias judiciales consideraron culpables, terminaron absueltos? ¿Es tan diferente la evaluación de la prueba?

–Para nuestro sistema procesal, en el caso de la instrucción y la Cámara basta con la probabilidad para procesar. En la etapa de juicio no se puede condenar por probabilidad, las pruebas deben incriminar. Cuando se llega al punto en que la atribución de responsabilidades se bifurca y hay una duda jurídica razonable, el juez no puede condenar, la ley lo prohíbe. Siempre es mejor que quede libre un culpable y no preso un inocente.

–¿Es el caso de Osvaldo Quiroga, que firmó el retiro de tres presos que terminaron fusilados?

–Es el caso más notorio, el de Vaca Narvaja, Toranzo y De Breuil, hombres emblemáticos de las organizaciones llamadas entonces subversivas. Como tribunal no pudimos superar el estado de duda sobre la participación de esta persona. Igual el hecho no quedó impune, fueron condenados Videla, Menéndez, el coronel Meli y los jefes de secciones del Estado Mayor. Lo que no pudimos determinar con certeza fueron los autores materiales.

–Durante el juicio hubo amenazas a querellantes y testigos. ¿También a jueces?

–No, honestamente no recibí amenazas ni presiones. Sí las hubo después de las sentencias anteriores, alguna llamada telefónica.

–¿Tuvo protección durante el juicio?

–No, es una actitud personal que tengo desde siempre. No tengo, ni me interesa. Prefiero moverme sin un testigo permanente al lado.

–Varios policías imputados, como Carlos Yanicelli, ocuparon altos cargos hasta mediados de los ’90. ¿Qué tan depurada está la policía de Córdoba?

–Hasta 1997, la administración radical tenía a policías ahora condenados en la más alta jerarquía del escalafón. Seguramente subyacen en la policía, como en otros estamentos, sectores autoritarios y partidarios de gobiernos dictatoriales, pero en términos generales me parece que tanto en la policía como en las Fuerzas Armadas hay una formación con criterios mucho más democráticos.

–Córdoba es una de las jurisdicciones que más avanzó en juzgar delitos de lesa humanidad, aunque hay todavía varios juicios pendientes, incluso el mayor, por La Perla. ¿Cuánto tiempo prevé que durarán los procesos?

–El juicio de La Perla está elevado en mi tribunal, seguro que empieza antes de mediados de año y será un proceso enorme, de por lo menos un año. Hay otras causas pendientes, por lo que estimo que habrá por lo menos un par de años más de juicios.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Tres coroneles con perpetua

Fueron condenados en Salta por la Masacre de Palomitas

Los militares retirados Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche recibieron la pena de prisión perpetua por el fusilamiento de once presos políticos ocurrido en 6 de julio de 1976.

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Los organismos de derechos humanos celebraron las condenas en la causa, que tiene otros seis procesados.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

A ocho años de la reapertura de la causa y a doce meses desde el comienzo del juicio, el juez federal jujeño Carlos Olivera Pastor condenó a la pena de prisión perpetua a los coroneles retirados Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche, por su actuación en la Masacre de Palomitas, como pasó a la historia el fusilamiento de once presos políticos ocurrido en Salta el 6 de julio de 1976. A diferencia de las otras tres sentencias de esta semana, el juicio tramitó por el viejo Código de Procedimientos Penales, por lo que acusadores y condenados fueron notificados en sus domicilios el martes a la noche. Olivera Pastor, que se tomó hasta el último minuto de los cuatro meses de plazo que le otorgó para fallar la Cámara Federal de Salta, deberá decidir ahora el modo de cumplimiento de la condena por parte de Mulhall, de 81 años, y de Gentil, de 80, ambos con arresto domiciliario. En el caso de Espeche, de 65, excarcelado a mediados de 2010 por la prolongación de su prisión preventiva, ya ordenó su inmediata detención.

Al atardecer del 6 de julio de 1976, once presos políticos del penal de Villa Las Rosas fueron trasladados por oficiales del Ejército y fusilados a un costado de la ruta 34, en un paraje conocido como Palomitas, en el Departamento de General Güemes, a más de treinta kilómetros de la capital de Salta. “Con el fin de lograr mayor eficacia e impunidad en el operativo, que tendría como fin la muerte de las once personas, Mulhall en forma coordinada con sus consortes de causa implementaron operativos que les permitieran conseguir el objetivo buscado”, escribió el juez en su sentencia y precisó los roles de los condenados. “Quien ordenó el retiro desde el penal de Villa Las Rosas de las once víctimas y de los hechos que sucedieron después fue el jefe de la Guarnición Ejército Salta y jefe del área militar 322, coronel Mulhall. Quien intervino en todo momento, desde la elaboración del ilícito plan hasta la ejecución, dando las órdenes al personal de su dependencia para el cumplimiento del rol asignado, fue el jefe de la policía de Salta, teniente coronel Gentil. Quien ejecutó el retiro ordenado y el traslado de las víctimas hasta Palomitas fue Espeche. A los dos primeros les cabe responsabilidad en el ilícito cometido como autores mediatos, al último como partícipe necesario”, distinguió.

“Es una condena histórica que corona el esfuerzo y el trabajo intenso de ocho años”, resumió la abogada Tania Kiriaco, querellante que representa a familiares de víctimas y a la asociación Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Salta. “Es una causa que iniciamos con el doctor David Leiva (abogado del Encuentro por Memoria, Verdad y Justicia) en 2002, cuando aún regían las leyes de impunidad, y fue la primera del país en la que un tribunal, la Cámara Federal de Salta, dictó la nulidad de la obediencia debida y el punto final”, destacó Kiriaco, también querellante junto a Leiva en el juicio que concluyó en abril con las condenas a Carlos Arias y Luis Angel Zírpolo por el asesinato del escribano Melitón Bustos.

La causa de la masacre tuvo un trajinar repleto de obstáculos. El juez federal Miguel Medina procesó a los tres militares en mayo de 2003, pero se inhibió tras la incorporación a la lista de imputados del entonces juez Ricardo Lona, que en 1976 había recibido de manos de Mulhall la versión oficial de la masacre, que se negó a investigar: “Una comisión del Ejército que procedía al traslado de presos subversivos hacia Córdoba fue interceptada y atacada por otros subversivos”, sostenía el escrito.

Ante las excusaciones de toda la corporación judicial salteña por su amistad manifiesta con Lona, la instrucción de la investigación se trasladó a Jujuy. Como la investigación se realizaba según el nuevo Código de Procedimientos, las defensas plantearon que debía regir el código vigente al momento de los hechos. La discusión jurídica en distintas instancias consumió varios años, hasta que la Cámara de Casación Penal que entonces integraba Alfredo Bisordi (hoy defensor de Luis Patti y otros represores) les dio la razón a los imputados y anuló la mayor parte del proceso, que prácticamente debió comenzar de cero.

Más tarde, la Cámara Federal de Salta resolvió que el juicio debía estar a cargo de un juez distinto del de la instrucción y asignó la causa a Olivera Pastor, secretario de un juzgado y a quien los querellantes nunca llegaron a conocerle la cara. Ante un pedido de pronto despacho de los querellantes y del fiscal jujeño Ricardo Batule, la Cámara Federal de Salta le dio un ultimátum de cuatro meses, que Olivera Pastor exprimió al máximo. La causa de la masacre tiene otros seis procesados con prisión preventiva en condiciones de recibir sentencia. Se trata del ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército Luciano Menéndez, que ayer consiguió su quinta condena a perpetua, y de los militares Juan Carlos Alzugaray, Joaquín Guil, Luis Donato Alvarez, Andrés del Valle Soraire y Ubaldo Vujovich, todos con arresto domiciliario.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Tres marinos con condena

JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD EN LA BASE NAVAL DE MAR DEL PLATA

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

El Tribunal Oral Federal 1 de Mar del Plata condenó ayer a la pena de prisión perpetua al general de brigada Alfredo Manuel Arrillaga, al contraalmirante Roberto Luis Pertusio y al capitán de navío Justo Alberto Ignacio Ortiz, por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en el centro clandestino que funcionó en la base naval de la ciudad. Se trata de la primera condena a dos oficiales superiores de la Armada desde el juicio a los ex comandantes, en 1985. Los represores gozarán del beneficio de la prisión preventiva domiciliaria al menos hasta el 18 de febrero, cuando se conozcan los fundamentos de la sentencia.

“Este fallo se lo debemos a las Madres, a las Abuelas, a las víctimas y familiares que estuvieron presentes e impulsando este juicio desde el comienzo –destacó el abogado Alejo Ramos Padilla, querellante en representación de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense–. Es además una demostración de que poco a poco la Justicia está asumiendo la responsabilidad histórica frente a los más graves delitos de los que fue víctima nuestro pueblo.”

“El fallo deja en claro que Arrillaga, como jefe de operaciones e inteligencia, fue el responsable de coordinar la represión ilegal en toda la subzona militar 15, y que la Armada estuvo bajo las órdenes del Ejército”, destacó Marcelo Núñez, de Hijos Mar del Plata. “Esta sentencia ratifica que la absolución del coronel (Alejandro) Duret fue una decisión política”, agregó. La frase alude a la decisión de los jueces Nelson Jarazo y Alejandro Esmoris, tras la derrota del oficialismo en las elecciones parlamentarias de 2009, en beneficio del oficial de inteligencia identificado a la cabeza del grupo que llevó a Carlos Labolita encapuchado y torturado a allanar la casa familiar antes de desaparecer. La Cámara de Casación estudia desde hace meses la apelación a ese fallo, que votó en disidencia Carlos Rozansky. La condena de ayer la firmaron Jarazo, Esmoris y Jorge Michelli, miembros del TOF-2 platense, subrogantes en Mar del Plata por la recusación de quienes actuaron en el Juicio por la Verdad.

Los imputados llegaron al tribunal a las 7.30 acompañados por agentes del Servicio Penitenciario Federal. La audiencia prevista para las últimas palabras arrancó con casi una hora de demora. Ante una sala colmada por más de setenta personas (el tribunal no permitió asistentes parados), Pertusio y Ortiz aseguraron que no tuvieron ninguna relación con el terrorismo de Estado. Ortiz, que encabezaba la Fuerza de Tareas 6, se definió como un “hombre ético”. El general Arrillaga, que volvió a torturar y matar tras el copamiento del Regimiento de La Tablada en 1989, prefirió mantenerse en silencio.

A las 13.45, luego del cuarto intermedio y la demora reglamentaria, Jarazo comenzó a leer el fallo. Esta vez la prensa no pudo ingresar en la sala. Sólo lo escucharon en vivo las partes y un puñado de familiares de víctimas. Excepto un marino de apellido Ponce, que asistió a los camaradas durante todo el juicio, no hubo allegados a los represores. Medio millar de personas debió escuchar la sentencia desde la calle, sobre la avenida Luro, con el tránsito cortado desde primera hora.

La primera condena fue para Pertusio, que dirigía la Fuerza de Submarinos e integraba la FT6. “Prisión perpetua, inhabilitación absoluta y perpetua”, leyó el presidente del tribunal. El marino fue condenado por secuestros, torturas agravadas por tratarse de perseguidos políticos y los homicidios calificados de Delia Garaguzo y Tristán Roldán, secuestrados el 18 de septiembre de 1976. Dos días después la patota volvió a desvalijar la casa y el entonces capitán de fragata Pertusio le dejó al padre de Roldán una copia del acta del procedimiento, que 34 años después le valió la condena también por hurto agravado.

Ortiz recibió la misma pena, en su caso por ocho privaciones ilegales de la libertad y tormentos, más los homicidios agravados de Garaguzo, Roldán, Liliana Iorio, Patricia Lazzeri y Liliana Retegui. Arrillaga fue condenado por los secuestros y asesinatos de Raúl Bourg y Alicia Rodríguez de Bourg, y las torturas al primero. Todas las víctimas por las que fueron condenados permanecen desaparecidas. El tribunal tomó nota del pedido de querellantes y fiscales de revocar los arrestos domiciliarios, pero postergó un pronunciamiento sobre el tema al menos hasta la lectura de los fundamentos. Los condenados se retiraron en un camión celular de la Policía Federal y seguirán en sus casas: Pertusio en Olivos, Arrillaga en Capital Federal, Ortiz alquilando sus cabañas en Merlo, San Luis.

La de ayer fue la tercera condena a represores en Mar del Plata. En julio de 2009, por el secuestro, las torturas y el homicidio de Labolita, fue condenado a prisión perpetua el general Pedro Pablo Mansilla y absuelto el coronel Duret. En junio de este año fue condenado a prisión perpetua Gregorio Rafael Molina, suboficial de la Fuerza Aérea, torturador y violador en el centro clandestino La Cueva, en la base aérea local. En 2011 está previsto un juicio por los casos de La Cueva y de la comisaría 4ª, y más tarde el segundo juicio por crímenes en la base naval.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Con el apropiador en el banquillo

El juicio a Omar Alonso por la sustracción de la hija de dos víctimas de la dictadura

En La Plata comenzó el proceso a Alonso por la sustitución de identidad de la hija de dos militantes de Montoneros. También está acusado el capitán de navío retirado Juan Carlos Herzberg.

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Omar Alonso declaró que Herzberg le entregó a la niña.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

En 1982, Abuelas de Plaza de Mayo recibió la primera denuncia contra Omar Alonso por la apropiación de una niña durante la dictadura. El comerciante y tanguero platense burló a la Justicia en democracia, cuando se fugó al Paraguay, y fue procesado recién en 2007, al comprobarse que la mujer a quien llamó María Natalia es hija de Mario César Suárez Nelson y María Elena Corvalán, víctimas del terrorismo de Estado. El lunes pasado, con el apropiador preso en su casa gracias a sus 70 años, el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata comenzó a juzgarlo por sustitución de identidad, sustracción, retención y ocultamiento de una menor de diez años y falsificación de documentos públicos. Lo acompaña el capitán de navío retirado Juan Carlos Herzberg, que según Alonso fue quien le entregó a la niña.

Suárez Nelson fue asesinado el 10 de junio de 1977 mientras se resistía a ser secuestrado por la Armada junto con su compañera, con quien militaba en Montoneros. Según el comunicado oficial, un ocupante de la vivienda fue “abatido” y “el otro, de sexo femenino, logró eludir el cerco”. María Elena pudo escapar a las balas, no al secuestro: con un embarazo de casi ocho meses, fue trasladada al centro clandestino La Cacha. A fines de junio la sacaron para dar a luz, presumiblemente en la cárcel de Olmos. De vuelta en La Cacha, sus compañeros supieron que había tenido una niña a quien llamó Lucía. En esos días, una partera llamó a su hermana para avisarle del nacimiento. El 8 de agosto, Herzberg le entregó la niña a Alonso y su esposa, María Luján Di Mattía, que la inscribieron como hija biológica, con un certificado de nacimiento que suscribió el médico Francisco Antonio Bosia. El marino sería luego padrino de bautismo.

La causa se inició en 1985. Alonso y Sra. inventaron una historia sobre el nacimiento y se opusieron a las pericias genéticas. En 1986, igual que otros apropiadores como Samuel Miara o Norberto Bianco, se refugiaron en el Paraguay de Alfredo Stroessner. Alonso fue detenido en 1993, durante una visita a La Plata, pero fue sobreseído por “no hallarse probado el cuerpo del delito”. Su esposa fue extraditada en 1996, estuvo detenida pero fue liberada. Pese a que se había probado que ella nunca estuvo embarazada, el juez provincial Juan Carlos Bruni decidió absolverlos.

Abuelas insistió hasta lograr reabrir la causa. En 2005, el juez federal Arnaldo Corazza ordenó allanar la casa de la mujer apropiada, que ya tenía 28 años, para extraer muestras de ADN de objetos personales. El 1o de junio de 2006, a través de un estudio del Banco Nacional de Datos Genéticos, María Natalia conoció su identidad. Fue el primer caso en el que un hijo de desaparecidos supo quiénes eran sus padres sin someterse a una extracción de sangre. La confirmación obligó a revisar la absolución. En 2007, Corazza procesó a Alonso y, en 2008, a Herzberg –el ex comandante de la Fuerza de Tareas 5 o “Agrupación Río Santiago”, jefe de los marinos que actuaron en La Plata, Berisso y Ensenada, goza de arresto domiciliario en Luis María Campos 1419, 16º A–.

Di Mattía fue indagada recién el 22 de abril último. El juez le dictó falta de mérito, Abuelas apeló la decisión. El médico Bosia todavía no fue citado a indagatoria.

Alonso declaró en la primera audiencia. Herzberg le dijo que la niña “era de la hija de un superior que no podía tenerla”, aseguró. El marino prefirió no hablar. María Natalia, como testigo, recordó que el apropiador le escondía las citaciones judiciales. Una pareja de Alonso le dijo que había nacido de una relación extramatrimonial y que su madre había muerto de cáncer, versión que Alonso le confirmó. “Estuve dos años creyendo eso. Fue terrible, no puedo creer cómo me mintieron así”, dijo.

Elena de la Cuadra recordó que las primeras denuncias sobre Alonso fueron en 1982 y detalló sus maniobras para entorpecer la investigación. También habló sobre la relación de Alonso con el dictador boliviano Hugo Banzer. Cecilia Corvalán, hermana de María Elena, relató el llamado por el que se enteraron del nacimiento. Una vecina que presenció el secuestro contó que el operativo incluyó hasta helicópteros y que “en la casa había más de cien tiros”.

Cinco sobrevivientes de La Cacha confirmaron el avanzado estado de embarazo de María Elena, quien permanece desaparecida. Patricia Pérez Catán recordó que la llamaban “Negrita”. María Silvia Bucci no la vio, pero supo “que había tenido una beba a la que llamó Lucía”. Héctor Quinterno recordó que “la dejaban caminar por el lugar” y relató cuando un guardia le contó a María Elena cómo habían matado a su compañero. “Era como una diatriba del guerrero, le remarcaba la heroicidad, pero creo que fue para quebrarla emocionalmente, porque después María Elena quedó bastante afectada”, declaró. Raúl Elizalde contó que “sufría mucho por su embarazo, los guardias la amenazaban con que la iban a torturar en la panza”, y agregó que “para despedirse nos leyó una carta muy linda, muy cálida”. Ricardo Herrera recordó que a Corvalán le gustaba cantar. “Cantaba ‘Eulogia Tapia’. Era su forma de mantener la vida y los sentimientos a pesar del lugar en el que estábamos”, dijo.

El hijo homónimo del vicecónsul boliviano Roger Soruco relató reuniones entre Banzer, Herzberg y Alonso. Antes de morir su padre, le confesó que “la hija que tiene Alonso se la entregó el capitán Herzberg, envuelta en un capote negro de la marina”. El pediatra Hugo Pérez Salas recordó que atendió a la niña en casa de Alonso y que le llamó la atención no encontrar vestigios del parto hogareño. El juicio continuará el lunes, a las 10, en la ex sede de la AMIA platense, en calle 4 entre 51 y 53.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El mejor de todos

Por Diego Martínez

Trabajé para Horacio casi diez años. Pese a su nula vocación pedagógica, fue la mejor escuela de periodismo que conocí. Me han preguntado con tono de misterio por sus métodos y “equipos”. Cafetera express, sí. Mate y termo de vez en cuando. Asistente para tareas menores, trabajos de hormiga, filtro de pesados. Buenos amigos, por supuesto.

El método puede ser frustrante. Trabajar hasta el cansancio. Leer todo. Desmenuzar la letra chica. Procesar la información. Barrer la hojarasca. Guardar la esencia, el color mínimo. Fichar datos duros. Alimentar el archivo cada día. No depender de buscadores. Profundizar con los mejores (nulo trato con periodistas). Estudiar a fondo. Publicar la punta del iceberg. Pulir el texto en patas, con Coltrane o Ellington. Mechar guiños para mostrar que lo arduo no quita lo placentero.

Maestro de selección de blancos, sabe estar siempre en el lugar indicado. ANCLA y el primer informe de la ESMA durante el terrorismo de Estado. Ezeiza para recordar cómo empezó todo. Las crónicas del juicio a los ex comandantes (joya que nunca se editó como libro) para hacer oír a las víctimas. Civiles y Militares para entender la degradación de Alfonsín. Robo para la Corona y Hacer la Corte para desnudar al menenemato. Pernías, Rolón y los vuelos del capitán Scilingo para quebrar la impunidad. Las miserias del cardenal para ahorrarnos la desgracia de un papa argentino. Y cuando el kirchnerismo permitió algo de relajamiento, cayó en desgracia la santa madre: procesó los archivos de la Conferencia Episcopal y dejó una obra de consulta obligada por el resto de los días.

Perro raro, con sesenta largos escribe cada año más que el anterior. Impone agenda. Fabrica trincheras. Ladra, muerde y no larga a los salvajes, gruñe y muestra los dientes para disuadir a enemigos menores. Cierra la puerta, sonríe y guiña el ojo. Sin dudas, el mejor de todos.

Para escuchar las poesías rescatadas

UN AUDIOVISUAL CON LOS POEMAS DEL DESAPARECIDO ALEJANDRO MARTIN ALMEIDA

Alfredo Alcón, Joan Manuel Serrat, Raúl Rizzo e Ismael Serrano, entre otros, recitan las poesías que la madre de Alejandro, Taty Almeida, encontró y guardó luego de la desaparición de su hijo. El CD se presentará mañana.

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Taty Almeida no conoció la veta artística de su hijo hasta un día después del secuestro.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

Che patrón,
no trates de conformar
al peón
con un vino o un sifón.
Che patrón,
este obrero tiene hijos
que no comen como vos.
¡Ah! Patrón,
respetá a la clase obrera,
no pienses que ahí está
para hacerle lo que quieras.

Arturo Bonín gesticula, se compenetra, mira al patrón donde está el micrófono y recita con voz ronca.


Oye obrera, oye obrero
deténgalos de chiquitos
que ya cuando grandecitos
se parecen a los perreros.

La imagen del actor deja lugar al dibujo de un obrero sonriente mientras estampa una patada ahí donde muere la espalda del patrón, que levanta vuelo. El texto lo escribió Alejandro Martín Almeida, militante del Ejército Revolucionario del Pueblo, desaparecido a los veinte años, el 17 de junio de 1975. Taty Almeida no conoció la veta artística de su hijo hasta un día después del secuestro, cuando encontró su agenda telefónica y, en las últimas páginas, 24 poesías manuscritas, incluida la despedida a su mamá, con cinco meses de anticipación. En 2008 se editaron en formato de libro, mechadas con textos de familiares, amigos y compañeros de lucha. La novedad de estos días, homenaje al militante y mimo a la dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, es un audiovisual dirigido por Pascual Guido Spinelli (Colectivo Cultural Entreletras) en el que actores, escritores y músicos recitan los poemas. Se presentará mañana a las 19 en la Sala de Representantes de la Manzana de las Luces, Perú 272.

Veinte años le alcanzaron a Alejandro Almeida para escribir sobre el amor, la muerte, la amistad, el compromiso militante, la represión, los hombres grises, los masacrados en Trelew y hasta el samba de las favelas de Río de Janeiro. Recitaba los sábados por la mañana al pie de la cama del cuarto de la pensión que compartían Ernesto “el Boliviano” y Pedro “el Brasileño”, que luego haría macumbas sin suerte para que su amigo reapareciera. Si la sola lectura de los textos reunidos en Alejandro por siempre... amor dejaban al descubierto la combinación de sensibilidad y compromiso del poeta-militante, las voces de Alfredo Alcón, Joan Manuel Serrat, Raúl Rizzo o Ismael Serrano acompañadas de música e ilustraciones cuidadas, acordes a cada poema, las elevan a un nivel de excelencia.

“La idea original surgió tras la presentación del libro. Fuimos a tomar algo y Nora Anchart propuso hacer un CD en el que gente amiga lea y grabe las 24 poesías de Alejo”, explica Taty Almeida. “Entonces empecé a llamar a gente querida, porque pueden ser muy importantes pero si no los quiero... si no es recíproco no me sirve –confiesa–. Y la respuesta fue conmovedora: llamé a 24 personas amigas y apenas les decía el motivo, inmediatamente (respondían con) un ‘por supuesto’ Taty’”.

De caminar un verano por las favelas de Río e intimar con sus habitantes, concluyó Alejandro que “el samba es un llanto más/ de esa gente que no come./ Los ricos quieren robarlo/ pero no pueden./ El samba queda en la favela/ y los negros mueren”, recita Alfredo Alcón mientras se suceden fotos de negros sonrientes con tambores, y Toquinho y Chico Buarque cantan “Samba para Vinicius”.

A cuarenta años de asistir al primer recital de Joan Manuel Serrat en la Argentina, siempre con su credencial de Télam, donde oficiaba de cadete, el propio catalán lee la conmovedora despedida de Alejandro a Taty:

“Si la muerte
me sorprende
lejos de tu vientre,
porque para vos
los tres seguimos en él,
si me sorprende
lejos de tus caricias
que tanto me hacen falta,
si la muerte
me abrazara fuerte
como recompensa
por haber querido
la libertad,
y tus abrazos entonces
sólo envuelven recuerdos,
llantos y consejos
que no quise seguir,
quisiera decirte mamá
que parte de lo que fui
lo vas a encontrar
en mis compañeros.
La cita de control,
la última,
se la llevaron ellos,
los caídos, nuestros caídos,
mi control, nuestro control
está en el cielo,
y nos está esperando.
Si la muerte me sorprende
de esta forma tan amarga,
pero honesta,
si no me da tiempo
a un último grito
desesperado y sincero,
dejaré el aliento
el último aliento,
para decir te quiero.

Luego la sonrisa gigante de Taty Almeida, orgullosa del hijo que la llamaba “gorilita de mierda” pero con 35 años de lucha encima (30 junto a las Madres), y el graffiti que es marca registrada de los Hijos en cada juicio por los miles de Alejandros: “Lo imposible sólo tarda un poco más”.

sábado, 13 de noviembre de 2010

"Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo"

AMENAZARON DE MUERTE A CLAUDIO OROSZ, DE H.I.J.O.S. CORDOBA

La misiva, que llegó a la casa del padre del abogado, califica a los destinatarios de “judíos bastardos y mal nacidos”, incluye una foto de Adolf Hitler haciendo el saludo nazi y la promesa de que “tío Adi les hará justicia”

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“Como dice Liliana Felipe: ‘Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo’”, señaló Claudio Orosz.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

A una semana del inicio de los alegatos en el juicio a Videla, Menéndez y otros 29 represores, cobardes escudados en el anonimato amenazaron de muerte por vía postal Claudio Orosz, abogado de H.I.J.O.S. y de Familiares regional Córdoba. La misiva en letra mayúscula califica a los destinatarios de “Judíos bastardos y mal nacidos”, incluye una foto de Adolf Hitler haciendo el saludo nazi y la promesa de que “Tío Adi les hará justicia”. Orosz radicó la denuncia ante el fiscal Gustavo Vidal Lascano, que ordenó reforzar su seguridad. “Lo único que lograron es que hoy trabajáramos más horas de lo habitual –confió Orosz a Página/12–. Como dice Liliana Felipe: ‘Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo’.”

Luego de dos juicios ejemplares, con amplia participación de la sociedad civil, los organismos de Córdoba viven desde julio un proceso histórico, con Menéndez en busca de su quinta condena, Videla en el banquillo tras un cuarto de siglo y el mayor número de imputados (31) desde la reapertura de las causas. Los mensajes de los represores variaron según las épocas. En 1984, cuando presentaron la primera denuncia por crímenes en La Perla, Emilio Mignone (CELS) y Adolfo Pérez Esquivel (Serpaj) apuntaron que “un grupo de criminales siniestros” que incluía a Menéndez & Bussi urdía un plan para desestabilizar al gobierno. En mayo de 1986, mientras los organismos luchaban por acelerar los procesos y los militares por una amnistía, la policía encontró un obús relleno de trotyl en el camino que debía recorrer Alfonsín, de visita en el Tercer Cuerpo. En abril de 1987, al autoacuartelarse en el Regimiento de Infantería 14 de La Calera, el mayor Ernesto Barreiro encendió la mecha que terminaría de detonar Aldo Rico en Campo de Mayo y que derivaría en la Ley de Obediencia Debida.

En 2006, reabiertas las causas, el periodista Mariano Saravia, autor de un libro sobre el Departamento de Informaciones (D2) de la policía, recibió un correo electrónico dirigido a Orosz. Un supuesto ex policía contaba que lo habían contratado para asesinar al abogado y apuntaba datos precisos de direcciones, teléfonos y movimientos. A la semana fue amenazada de muerte la fiscal Graciela López de Filoñuk. El año pasado, durante el segundo juicio, el presidente del tribunal, Jaime Díaz Gavier, recibió en su casa una amenaza de muerte contra él y sus hijos.

El 5 de julio un “alienado mental” llamó al padre de Orosz. “Menéndez debió haber matado a 30 mil más, entre ellos a su hijo. Tendría que estar viendo crecer las margaritas desde abajo”, le dijo. La Justicia rastreó el llamado y dio con un ingeniero de Carlos Paz de apellido Sonzini Astudillo, empleado de un instituto de la Fuerza Aérea. Imputado por amenazas agravadas, fue excarcelado por el juez Ricardo Bustos Fierro.

El padre de Orosz recibió ayer un sobre papel madera, sin remitente, enviado a la “Flia. Orosz”. En el interior, una hoja blanca y una leyenda escrita con computadora: “Judíos bastardos y mal nacidos; tío Adi les hará justicia. Nunca se preguntaron de cómo era el olor del horno o de la carne podrida???”. Al lado, la foto de Hitler. “Me molesta que las manden a lo de mi viejo –explicó Orosz–. Es obvio que apuntan a amedrentarnos pues el 18 comenzamos los alegatos contra nuestro Hitler criollo (Videla) y nuestro propio Goebbels, llamado Luciano Benjamín Menéndez.”

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mi marino favorito

EL DIARIO LA NUEVA PROVINCIA DESPIDIO CON ELOGIOS AL DICTADOR EMILIO EDUARDO MASSERA

El diario aseguró que el máximo responsable de los crímenes de la ESMA “demostró un espíritu abierto a la reconciliación y ajeno a todo sectarismo, que lo honra”. Vicente Massot, director del medio, fue visitante de la ESMA y viceministro de Carlos Menem.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

Emilio Eduardo Massera “demostró un espíritu abierto a la reconciliación y ajeno a todo sectarismo, que lo honra”. Su muerte despertó “la ira de quienes no saben perdonar y el odio de los que no pueden olvidar”. El elogio a la honorabilidad de uno de los mayores iconos del terrorismo de Estado y la crítica solapada a millones de personas que en todo el mundo lo despreciarán hasta el final de los días por golpista y asesino cerraron la necrológica que le dedicó ayer el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca. El artículo, que circuló por redes sociales y cosechó muestras de rechazo generalizadas, refleja la línea editorial histórica del diario de la familia Massot, portavoz de la Armada y de los sectores integristas de la Iglesia Católica, que aplaudió todos los golpes de Estado de la segunda mitad del siglo pasado y que aún se permite dudar si estuvo “bien o mal aplicar los métodos antiterroristas” que convirtieron a la Argentina en símbolo universal de la desaparición forzada de personas. Como conocen los lectores de Página/12, se trata también del diario donde trabajaban los obreros gráficos Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola, delegados gremiales secuestrados, torturados y fusilados en 1976 luego de enfrentar durante años a la patronal de La Nueva Provincia, que dio la noticia en veinte líneas y nunca rindió cuentas ante el Poder Judicial.

El almirante

“Falleció el almirante Massera”, provocó La Nueva Provincia desde el título, simulando ignorar que había perdido su condición de marino luego de la condena a prisión perpetua en el juicio a los ex comandantes de 1985. En la nota sin firma se reconoce la pluma del director Vicente Massot, visitante de la ESMA en plena dictadura y ex viceministro de Defensa de Carlos Menem, cargo al que debió renunciar luego de reivindicar la tortura.

La semblanza recorre las internas navales, destaca las “dotes de negociador y conductor político” de Massera y la división que sus ambiciones personales provocaron en la Armada. Junto con Isaac Rojas fueron los dos únicos almirantes que durante el siglo XX “despertaron pasiones encendidas a favor o en contra, poco importa” para el editorialista. Massera “tuvo especial protagonismo a partir del pronunciamiento militar (sic) del 24 de marzo de 1976”, aunque “no fue la mezcla de Maquiavelo y asesino serial que han pintado sus enemigos, tan feroces a la hora de enjuiciarlo con la pluma como lo habían enfrentado antes en esa tremenda guerra civil (sic) en la cual ellos llevaron la peor parte”, que Massot nunca se dignó a contar en sus páginas.

Recuerda La Nueva Provincia que Massera “tuvo la descomunal y trágica potestad a la vez de ser –junto a los otros miembros de la Junta de Comandantes– dueño de la vida y de la muerte de las personas, algo que ni siquiera Rosas en el siglo XIX y tampoco Perón en el siguiente tuvieron en esa escala”. “A veces ese poder se usó mal”, admite Massot. No especifica si refiere a cuando robaban criaturas, cuando arrojaban monjas y Madres de Plaza de Mayo desde aviones en vuelo o sólo cuando torturaban y mataban. Luego justifica una vez más el genocidio criminalizando a las víctimas: “Todas las formas de guerra irregular terminan de la misma manera: al terror se le opone el contraterror”.

Igual que en 1993, cuando como funcionario del presidente Carlos Menem defendió los ascensos de los capitanes Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón (entonces impunes, hoy a punto de recibir su primera condena), Massot se permitió dudar sobre la legitimidad del Estado para secuestrar, torturar, matar y desaparecer personas. “Si hicieron bien o mal en aplicar los métodos antiterroristas por todos conocidos es algo que seguirá siendo materia de discusión por espacio de décadas”, aseguró ayer La Nueva Provincia, que nunca publicó con qué interlocutores debate el tema. Luego, una vez más, el aplauso: “El flagelo subversivo fue cortado de raíz, ahorrándole males inimaginables al país”. La crítica a la dictadura se limita a “las rencillas absurdas entre los miembros de la primera junta y la incapacidad para acometer los cambios de fondo que la Nación pedía a gritos”.

Claro y preciso

El interlocutor naval de confianza de la directora de La Nueva Provincia durante la dictadura, Diana Julio de Massot, no era Massera, sino el contraalmirante Luis María Mendía, el mismo que informó a 900 oficiales en el cine de la base de Puerto Belgrano sobre la “muerte cristiana” desde las alturas que iban a aplicar las tres Fuerzas Armadas. Diez meses antes del golpe de Estado, sin embargo, el diario ya celebraba el trabajo sucio de la Armada y elogiaba en sus páginas las arengas de Massera, designado al frente de su fuerza por Juan Domingo Perón.

“La Armada vive en guerra y participa con la energía y decisión clásicas de su patrimonio histórico”, afirmó Massera en la base Puerto Belgrano, el Día de la Armada, al lado de la presidenta Isabel Perón y su gabinete. Con las tribunas del estadio repletas, el marino habló aquella tarde sobre su vocación democrática, su convicción sobre “la libertad individual como bien más preciado inherente a la naturaleza humana”, pero diferenció a “los subversivos” y aseguró que la Marina estaba “segura en fuerza y en derechos para enfrentarlos y destruirlos” (LNP 17.5.75).

Fue “una de las más claras y precisas manifestaciones castrenses sobre el sentido del proceso que el país protagoniza y el rol que las Fuerzas Armadas deben cumplir”, lo elogió el mismo día La Nueva Provincia, y reafirmó: “No se trata de comprometerse con la letra fría de la Carta Magna, sino de solidarizarse con lo que ella consagra para el bienestar de la familiar argentina”. En noviembre, mientras se orquestaba el asalto al poder, Massera contaba al periodismo local que “ya hace tiempo que la Armada está actuando contra la subversión”, aunque “en una forma más silenciosa” que el Ejército (LNP 20.11.75).

El 24 de marzo, en un editorial titulado “Refundar la Patria”, la dirección del diario sostuvo que “la Argentina es una nación occidental y cristiana”, enumeró como enemigos “al aparato subversivo, el ‘sacerdocio’ tercermundista, la corrupción sindical, los partidos políticos”, entre otros, y encomendó “destruirlos allí donde se encuentren, sabiendo que sobre la sangre redentora debe alzarse la segunda república”.

Seis meses después, mientras el secretario de redacción Mario Gabrielli publicaba fotos junto a Massera y paseaba en la fragata Libertad por Europa, La Nueva Provincia le dedicó al hombre fuerte de la ESMA un editorial repleto de elogios. Su discurso “contiene los fundamentos de un anhelo que es común a la ciudadanía”, aseguró. Destacó uno en particular: “aniquilar a la subversión, tanto si empuña un arma como si distribuye un panfleto o miente y desvirtúa para confundir” (“El almirante Massera y la realidad”, LNP, editorial, 19.9.76).

sábado, 6 de noviembre de 2010

Amparada por la justicia


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El hall de la Universidad de La Pampa, donde irrumpió Guiñazú Mariani.

Publicado (sin firma) en PáginaI12

Reivindicar el terrorismo de Estado y gritar que los desaparecidos “están todos bien muertos” en el hall de una universidad pública no es hacer apología del crimen, sino ejercer el derecho a expresar ideas libremente. El razonamiento lo formularon Angel Alberto Argañaraz y Augusto Enrique Fernández, jueces de la Cámara Federal de Bahía Blanca, al revocar el procesamiento de la abogada María Antonieta Guiñazú Mariani, profesora de Derecho en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa.

El episodio ocurrió el 23 de marzo de 2009, mientras empleados del Concejo Deliberante de Santa Rosa instalaban una muestra de fotos de desaparecidos pampeanos. La señora se acercó, dijo que “la verdad hay que contarla completa” y calificó a las víctimas de “asesinos, guerrilleros y ponebombas”. Ante la reacción, insultos incluidos, gritó que “la dictadura estuvo bien”, que “tendría que volver”, y manifestó su convicción de que los desaparecidos “están todos bien muertos”. Al día siguiente volvió para arrancar las fotos. Pudo romper sólo dos porque el sereno se interpuso y logró calmarla.

La denuncia judicial contra Guiñazú Mariani la formuló Leonardo Avendaño, uno de los empleados que respondió a la provocación. Otros tres salieron de testigos. Luego se sumaron la Secretaría de Derechos Humanos de La Pampa y de la Nación. En primera instancia, un juez federal procesó a la mujer por apología del crimen y daño calificado. Destacó que la reivindicación de la dictadura no se limitó a “una mera defensa verbal”, sino que incluyó “actos físicos concretos”, como “romper las fotografías”.

Ante la apelación, intervino la Cámara. Argañaraz enmarcó el exabrupto en “la conocida discusión sobre la teoría de ‘los dos demonios’”. Sostuvo que el comportamiento es “censurable” pero no delictivo porque no afecta “la tranquilidad pública” ni tiende a “debilitar el sentido moral de la sociedad”. Consideró que entre quienes instalaban el memorial y la señora que reivindica las muertes existen sólo “diferencias de posición”. Son “opiniones distintas sujetas a discusión, aunque una de ellas no fuera reconocida por el gobierno democrático actual”.

Ricardo Planes votó en disidencia. Destacó que los jueces no son “comisarios de opiniones”, consideró que reivindicar que “la dictadura estuvo bien” se enmarca en la libertad de expresión y en todo caso podría tener “consecuencias académicas” (el juicio académico está en veremos porque el procedimiento no está regulado en la universidad pampeana). Planes fijó un límite en la frase “están bien muertos”. Desde el juicio a los ex comandantes se probó “una conducta criminal desplegada de modo colectivo a connacionales”, recordó, y concluyó que “el elogio o exaltación” de los delitos concretos, para peor “haciendo elogio de la crueldad”, constituye apología del crimen.

Fernández adhirió al voto de Argañaraz, victimizó a la profesora al situarla entre las “minorías disidentes especialmente desprotegidas frente a la natural tendencia de las mayorías a silenciar al que ataca” y calificó la justificación de los crímenes como “una idea”. “Si una idea ofende, escandaliza o irrita, la solución no es silenciar a quien la predica, sino tratar de persuadirlo de que está equivocado”, sostuvo. Agregó que la apología del crimen “requiere la difusión”, que para el juez no existió en el caso de Guiñazú Mariani, pues sólo se expresó en una discusión privada ante tres testigos. Sobre arrancar fotos de desaparecidos, los tres jueces coincidieron: destacaron “falta de precisión” del sereno y ordenaron repreguntarle: “¿En qué consiste la rotura de las fotografías?”.

jueves, 28 de octubre de 2010

Con flores y mensajes de adiós

Miles de personas le rindieron espontáneamente homenaje a Kirchner

La Plaza de Mayo comenzó a poblarse a partir del mediodía y fue escenario de muestras de gratitud al ex presidente y también de bronca y dolor por su muerte. Hubo largas colas de personas con claveles y jazmines y expresiones de apoyo a Cristina Fernández.

Por Diego Martínez
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La gente dejó sus flores y sus mensajes en la valla ubicada frente a la Casa Rosada.

Escenario de puebladas, bombardeos, marchas de Madres desesperadas, discursos patrioteros, huidas de presidentes en desgracia, la Plaza de Mayo vivió ayer un día atípico. Las primeras horas fueron puro silencio. Miles de personas bajo el cielo celeste con las miradas perdidas, procesando la muerte del líder. El correr de las horas dejó fluir bronca, dolor, pero sobre todo gratitud y reflexiones de un pueblo que, a nueve años del “que se vayan todos”, se reconoce en proceso de transformación. Al anochecer la Avenida de Mayo vibró con miles de pibes para quienes “¡Néstor no se murió / vive en el pueblo / la puta que los parió!”, y que advierten a gritos: “Si la tocan a Cristina / qué quilombo se va a armar”.

–Me salió del alma venir –confiesa el Negro Gusti, laburante de una fábrica de plásticos de Laferrère–. Mi viejo fue monto, yo nunca milité, pero hoy siento que hay que estar, hay que apoyar el proyecto.

–La gente se define en los momentos críticos –advierte Francisco, sobreviviente de un centro clandestino y varias cárceles de la dictadura–. Algunos pensarán que hoy retrocedemos. No tiene por qué ser así. Hay dos proyectos, y uno sólo apunta a disputar el poder.

–En estos días se pone a prueba la madurez del pueblo –apunta Patricia, su esposa, docente–. Los argentinos fuimos siempre muy dependientes de los líderes. Ahora hay que mostrar que el proyecto y el poder están intactos.

La plaza comenzó a poblarse a partir del mediodía. Trapos y afiches debieron armarse de apuro. “Eva, Perón y Néstor, juntos en el cielo.” “Hoy muere el hombre. Hoy nace el mito.” El luto no opacó la creatividad: “Le pegaste al chancho, saltó el dueño. Tu mejor movida, lo demás es chamuyo”.

–No los voté pero voy a la plaza –confiesa en el subte una dama de fina estampa–. Hay que apoyar a esta mujer, no hay que dejarla en soledad.

A las tres de la tarde, con sol picante, la cola de personas con claveles y jazmines atravesaba la plaza. La mayoría copó las fuentes o se sentó en el pasto, con las miradas perdidas hacia el balcón de la Rosada.

–¡Hay que ser más peronista que nunca! –se cortó solo un morocho curtido, camiseta celeste y blanca de Mascherano.

Los Descamisados intentaron romper el hielo, entonaron la marcha peronista, cantaron a “Néstor, que desde el cielo milita conmigo”, pero no hubo quórum: la cola los miró con ternura, en silencio, igual que cientos de pibes, promedio treinta a sesenta años, mayoría de clase media, sentados en el pasto, con mate, puchos y unas pocas hierbas.

–Somos de Cristina, nos ayudaron mucho –explica Juan, que llegó con su mujer desde la villa de Retiro–. Yo era cartonero y conseguí trabajo bajo relación de dependencia. Mi vieja se pudo jubilar. Pensaba trabajar para la candidatura de Néstor. Todo mal.

–Siempre creímos en este gobierno –agrega Cloti, la esposa, rostro sufrido, un solo diente, militante de la Federación de Tierra y Vivienda.

–Siento mucha tristeza. Fue el único presidente que entró a nuestras villas y barrios, que vio nuestras necesidades –asegura Santa, así se llama, que llegó con su organización M-8 desde José C. Paz.

–Es terrible, doloroso, una gran pérdida. Habrá que remar –razona Juan Carlos, “jotapé de toda la vida”–. Con haber encanado a los milicos se había ganado mi respeto. Pero hizo mucho más. ¿El futuro? Confío en Cristina, que tiene mucha polenta, y sobre todo en la militancia.

Con el ingreso de La Cámpora la plaza se despabiló. Una pareja abrazada con calas en las manos no pudo contener el llanto. Pero las lágrimas fueron excepción. Primó la bronca contenida, muecas de desconcierto.

–Siento mucho dolor –confiesa una señora mayor y agrega: “Perdí a mis hijos: se exiliaron con la crisis de 2001. Mis nietos desde España me dicen ‘abuela, no te conozco’. La política debe reinsertar a la gente”, reclama, con una bandera argentina que le cubre el pecho.

Una breve incursión en la catedral, con más curiosos y turistas que feligreses, permite escuchar las últimas palabras de Jorge Bergoglio: “Padre, te pedimos que recibas en la morada de la paz a tu hijo Néstor”, que en vida se reivindicaba hijo de las Madres a las que la iglesia del cardenal cerró las puertas. Jorge Telerman parlotea indiferente.

A las siete de la tarde el clima de la plaza es otro. “¡Andate Cobos / la putá (acento en la A) / que te parió!”, corea un centenar. “Llora la gorda Carrió / el Colorado también / Néstor va a volver / con la JP”, cantan otros.

–Kirchner mejoró nuestra calidad de vida. Vinimos a despedirlo y a apoyar a Cristina –dice Luis, “apartidario” y comerciante de Berazategui.

–Los peores siguen, el que hizo algo se nos fue –masculla bronca Elena, ama de casa de San Martín–. Hay que defender el proyecto más que nunca porque se va a agudizar el ataque de los buitres.

jueves, 21 de octubre de 2010

Carta de los trabajadores al director de PáginaI12

Estimado Ernesto Tiffenberg:

Los trabajadores de PáginaI12 hemos resuelto en asamblea apelar a este medio luego de meses de infructuosas gestiones de nuestra Comisión Interna ante gerentes de la empresa para lograr que se instale y garantice el servicio de internet en toda la redacción y en las secciones del diario que lo requieran.

Aunque es evidente para quienes recorren cada día nuestro espacio de trabajo, creemos conveniente recordar que desde la red de computadoras existente, con procesadores de texto de la década del ’80, es imposible acceder a la web e incluso al archivo del propio diario. Los editores, redactores y correctores, responsables de corroborar la información que se publica, estamos obligados a compartir una PC cada diez personas.

Como también es evidente, la carencia de esa herramienta de trabajo elemental ha derivado en que redactores, editores e incluso pasantes que cobran 1400 pesos por mes concurramos con nuestras propias computadoras, con lo cual la empresa se desentiende de la inversión y también de los riesgos, pagados de nuestro bolsillo cada vez que las máquinas se rompen.

También es un dato de la realidad, tal vez menos visible, que algunos escribimos desde nuestros hogares, fuera del horario de trabajo, para evitar la pérdida de tiempo que implica esperar turno en el puñado de máquinas de uso colectivo.

Tener que explicar en 2010 la importancia y los usos de la web, el correo electrónico o las redes sociales para el trabajo de una redacción es tan obvio que, pensamos honestamente, carece de sentido. La propia empresa admite la relevancia -a su manera- al instalar enchufes para facilitar las conexiones.

También son un buen parámetro las fechas en las que otros diarios han completado la instalación de internet: Perfil en 1998, La Nación en 1998/99, Clarín en 1999/2001, y Ámbito Financiero en 2001/2003, es decir hace siete años en el peor de los casos. En los nuevos diarios, como Tiempo Argentino o Miradas al Sur, todos los puestos de trabajo tienen internet.

Se trata de una inversión mínima para adquirir una herramienta de trabajo imprescindible y que sin duda redundará en mejorar la calidad del diario.

Saludamos al director atentamente, con la sincera esperanza de que tome cartas en el asunto.

* La carta se entregó al director el 21.10.10. Se difunde dos semanas después, sin haber recibido ninguna respuesta.



lunes, 18 de octubre de 2010

“Me saqué un peso enorme de encima”

GASTON CASTILLO CUENTA COMO CONSIGUIO QUE LE QUITARAN EL PADRINAZGO DEL DICTADOR JORGE VIDELA
“No puede ser tu padrino quien mató a tu viejo”, dice Gastón, séptimo hijo varón. Su padre, Roberto Castillo, fue asesinado por la dictadura en 1977. Ahora consiguió que la Iglesia anulara el padrinazgo y solicita que lo apadrinen los Kirchner.
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Gastón (en el medio, de brazos cruzados), junto a los alumnos que investigaron su historia y la del barrio.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

“No puede ser tu padrino quien mató a tu viejo. Es algo loco.” La frase pertenece a Gastón Castillo, que no llegó a conocer a su padre, víctima del terrorismo de Estado, y que durante 32 años, por ser séptimo hijo varón, tuvo como padrino de bautismo a Jorge Rafael Videla. Luego de una serie de gestiones informales frustradas para borrar de su vida el nombre del dictador, el Arzobispado de Buenos Aires que conduce el cardenal Jorge Bergoglio accedió a “dejar sin efecto el padrinazgo” en base a un artículo del Código de Derecho Canónico que exige “llevar una vida coherente con la fe y con la misión que va a recibir”. Se trata del primer caso de un católico que solicita a la Iglesia anular de sus registros el vínculo con un represor condenado por crímenes de lesa humanidad.

–Escribiste que el padrinazgo te mortificaba. ¿Cómo te sentís ahora?

–Siento un gran alivio, me saqué un peso enorme de encima. Le ganamos a este hijo de mil...

Gastón es el menor de ocho hermanos y trabaja en una carnicería de José Mármol. El 12 de enero de 1977, cuando un grupo de tareas arrancó a su papá, Roberto Castillo, de su casa del barrio Sakura, en Burzaco, Gastón aún estaba en la panza de su mamá. “El operativo lo presencian todos mis hermanos menos Juan y yo, que veníamos de jugar al fútbol”, recuerda Mario, que tenía 18 años y estuvo secuestrado durante la dictadura. “A quince cuadras de casa, por Avenida Monteverde, empezamos a cruzar jeeps del Ejército y varios Falcon verde. Cuando llegamos encontramos a todos llorando. ‘Se llevaron a papá’, gritaba mi vieja. Sé que hubo gente de civil y uniformados.”

Sakura debe su nombre a una familia japonesa y era en los ’70 un barrio de trabajadores humildes. “Tenía cuatro o cinco manzanas y la particularidad de que todos militaban”, apunta Mario. La barriada supo de la Triple A ya en 1974 y fue arrasada por la dictadura, que borró del mapa a 45 de sus 900 vecinos. La historia la reconstruyeron profesores y alumnos de la Escuela Secundaria Básica 78 de Burzaco en el marco del programa “Jóvenes y Memoria”, de la Comisión Provincial por la Memoria. En 2008 hicieron su primer audiovisual, Los padrinos mágicos, sobre la relación de la Armada con la Escuela 19 (antecesora de la 78, en la misma sede), a la que apadrinó en 1975, cuando desapareció la maestra Susana Luján Sapic. El año pasado presentaron la segunda parte, Un paseo por Sakura, sobre el intenso trabajo social y el consecuente ensañamiento padecido. La investigación incluyó una entrevista con Beatriz, la mayor de los Castillo, quien relató la historia del padrino genocida.

“Con los chicos decidimos entonces reservar la entrevista y acompañar a Gastón en distintos trámites”, recuerda el profesor Alejandro de León. El trabajo de estudiantes y profesores derivó en un proyecto de ordenanza para que una calle de Almirante Brown lleve el nombre de Castillo, en el contacto con el abogado que redactó el escrito para pedir la anulación del padrinazgo, Hernán Jaureguiber, y en la elaboración de un video con la historia de Gastón que se presentará el mes próximo en Chapadmalal, donde se reunirán alumnos de cuatrocientos colegios bonaerenses para compartir sus producciones sobre la memoria del terrorismo de Estado.

El lobisón

Gastón nació el 12 de mayo de 1977 y comenzó a conocer su verdadera historia cuando tenía doce años. “Mi mamá me decía que papá estaba trabajando afuera y que en algún momento iba a venir a buscarme. Un día, al volver del colegio, le conté que había soñado que mi papá venía. Entonces me sentó y me contó lo que había pasado. Fue terrible, muy triste. La adolescencia la pasé mal, cometí errores, era muy rebelde y volqué toda la bronca hacia mi mamá”, relata.

–¿Cuándo tomás conciencia de quién era tu padrino?

–Me doy cuenta a medida que crezco, cada vez con más bronca y odio. El tema de mi papá no se hablaba. Y si no hablaban los más grandes, yo no preguntaba. Pero siempre tuve el tema muy adentro. Empiezo a sentirme bien cuando empiezo a hablar y cuando nacieron mis hijas, que tienen nueve y seis años. Ahí me cambió la vida, que hasta ese momento no tenía sentido.

–Teníamos mucho miedo –apunta Mario–. Después de los secuestros en Sakura nadie más habló, desapareció todo, los vecinos no nos daban bola. Uno fue creciendo con miedo. Yo veía un patrullero y pensaba que me venían a buscar de nuevo.

La historia del padrinazgo la cuenta Mario: “Mamá usó esa estrategia para ver si conseguíamos alguna información. Había presentado varios hábeas corpus, pero no sabíamos nada. Entonces decidió acercarse a Videla con la excusa del séptimo hijo varón”. La ley 20.843 de “padrinazgo presidencial”, inspirada en el mito del lobisón y sancionada por Juan Perón en 1973, permite que el séptimo hijo varón sea apadrinado por el presidente, de iure o de facto, como Videla durante cinco años. “Creo que la idea fue de mi médico, que incluso ayudó a mi mamá a hacer la carta. Primero se la rechazaron, pero insistió y aceptaron”, cuenta Gastón.

Si el trabajo de los estudiantes movilizó al barrio, el quiebre para la familia Castillo ocurrió el año pasado, cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó sus restos, enterrados en una fosa común del cementerio de Avellaneda. Según las pericias, fue asesinado días después del secuestro, meses antes del bautismo. “Con la identificación empezamos a hablar”, explica Gastón. “Ahí nos enteramos de lo que padecía”, apunta Mario. “Le dije ‘hermano, ¿por qué no contaste antes?’, pero es cierto, al no saber cómo resolverlo preferíamos no hablar, no teníamos argumentos para sacarnos a ese hijo de puta de encima. Con la identificación, los profesores me invitaron a dar una charla, conté que ya no sabíamos cómo desapadrinar a Gastón y empezaron a ver qué podíamos hacer.”

–¿Cómo te definís en términos religiosos?

–Soy creyente. Sigo yendo a la iglesia y mi hija está por tomar la comunión. Sigo con la fe.

–¿Hablaste del tema Videla con algún sacerdote?

–No. Tengo amigos con los que íbamos a la iglesia, charlaba con los chicos que juntan fondos para ir de campamento, scouts o monaguillos, pero no tocábamos el tema.

–¿Qué sentís como creyente sobre la iglesia, que permitió que Videla fuera tu padrino durante tres décadas?

–Al ser creyente estaría defraudado –duda, con la vista perdida–. Sigo siendo creyente. Contra la iglesia no tengo nada, pero es algo grave lo que hizo. Es confuso para mí.

–El Arzobispado dijo aceptar el planteo “por los motivos expuestos” en el pedido, entre los que se mencionaba la complicidad de la jerarquía eclesiástica con el plan de exterminio. ¿Es un modo de admitir su rol o de sacarse el tema de encima?

–Es para sacarse el tema de encima.

–¿Cómo nació ahora la idea de pasar a tener a los Kirchner como padrinos?

–Quería que fueran Kirchner y Cristina, pero no puedo tener dos madrinas. Pasa que en la familia estamos muy agradecidos. Este gobierno nos abrió muchas puertas, nos permitió encontrar a papá, pensábamos que eso nunca iba a pasar. Es una decisión que tomé pensando en los 30 mil desaparecidos y en el rol de este gobierno, que permitió hablar más libremente del tema. Sé que algunos dirán “qué loco”, pero es mi decisión.

¿Tenés algún tipo de militancia política?

No, siempre trabajé.