jueves, 8 de diciembre de 2011

Una resistencia que cumplió 31 vueltas


La consigna central fue “Toda la verdad, toda la justicia”. Hubo un reconocimiento a los juicios y también distintos reclamos, como la investigación de los cómplices civiles y la libertad de Karina Germano.

Por Diego Martínez
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Los organismos de derechos humanos llevaron la bandera con las caras de víctimas de la dictadura.
Con la exigencia de “toda la verdad, toda la justicia” como consigna central, el reconocimiento por los 264 represores condenados y más de 800 procesados, pero también con reclamos históricos como el juicio a los cómplices civiles del terrorismo de Estado más un amplio abanico de cuentas pendientes de distintas épocas, desde la “aparición con vida de Jorge Julio López” o la exigencia de que las cárceles “dejen de ser centros de tortura y muerte” hasta los recientes asesinatos de militantes campesinos en el norte del país, organismos de derechos humanos realizaron ayer en Plaza de Mayo su histórica Marcha de la Resistencia.
La 31ª edición de la caminata en torno de la Pirámide que Madres y Abuelas realizan cada diciembre desde 1981 fue convocada este año por ambas agrupaciones (en el caso de Madres por la Línea Fundadora, ya que la asociación de Hebe de Bonafini tomó distancia en 2006 al considerar que “ya no tenemos un enemigo en la Casa Rosada”), más Hijos, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, y Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia.
A la imagen de los organismos de derechos humanos portando su bandera con rostros de víctimas de la dictadura se agregaron postales menos imponentes, pero no menos significativas: fotos de los tres hombres jujeños asesinados en julio durante el desalojo del predio del Ingenio Ledesma, de Nora Cortiñas recordando que “Ledesma mata” desde la leyenda de un barbijo, imágenes del pibe Luciano Arruga, “desaparecido en democracia” en manos de la Policía Bonaerense, carteles de reclamos de justicia por los asesinatos de Cristian Ferreyra, militante del Mocase-Vía Campesina de Santiago del Estero, y también por las muertes de Mario y Roberto López, “hermanos Qom asesinados por los sicarios de Insfrán”, en referencia al gobernador formoseño Gildo Insfrán.
A las seis de la tarde, mientras un turista desconcertado indagaba el motivo del encuentro y desde el escenario sonaban los “tambores en lucha” de La Chilinga, habitués de las convocatorias de los organismos, en torno de la pirámide eran escasos los familiares caminando con las fotos en blanco y negro de sus seres queridos, y numerosas las banderas de pibes de La Cámpora, Nuevo Encuentro y la CTA, entre otras agrupaciones.
Una consigna distintiva este fue año fue el pedido de “libertad de Karina Germano”, militante de Hijos en sus comienzos, quien cumple desde 2006 en la Argentina una condena por un secuestro en Brasil. La Galle Germano, en el penal de Ezeiza, recordó desde una grabación que fue extraditada con la ayuda del ex presidente Néstor Kirchner, que fue “víctima de fiscales y jueces cómplices de la dictadura, quienes por mi condición de Hija me quitaron todos los derechos”, y que desde hace cinco años pide sin suerte acceder a salidas transitorias. “El pedido se encuentra en manos de la Corte Suprema de Justicia”, recordó.
“La marcha significa hoy seguir reclamando toda la verdad y toda la justicia”, enfatizó Martín Fraga, de Hijos. “Se logró mucho, pero también faltan muchos juicios, falta juzgar a empresarios cómplices como los Blaquier o los de Mercedes Benz, a la Triple A y a la CNU; falta abrir los archivos de la Secretaría de Inteligencia, de la Policía Federal y de las policías provinciales, falta encontrar a 400 nietos y también trabajar para que no haya más muertes como las de Ferreyra, del Mocase santiagueño, y también el del Partido Obrero”, destacó.
Mientras en el escenario los pibes de Jahmila dedicaban el Bella Ciao de los partisanos italianos “a la resistencia de los pueblos indígenas”, militantes que se distanciaron de los organismos de derechos humanos más cercanos al kirchnerismo enumeraban reclamos que quisieran escuchar con más fuerza. “Hace cinco o diez años pedíamos para que no reprimieran a los pueblos originarios y no corrieran a los campesinos de sus tierras. Algunos quieren creer hoy que eso ya no existe”, lamentan. “La marcha sigue teniendo el mismo significado que hace 30 años: resistir contra la impunidad. Claro que hubo cambios, pero la impunidad pasa hoy por tener más de cuatro mil procesados por protestas sociales mientras los represores procesados apenas pasan de 800”, apunta Nora López Pomé, presidenta de la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos.
Los organismos celebraron en el documento consensuado el avance de las causas contra “la corporación judicial”, reclamaron celeridad y cárcel común a los represores, pero también “consolidar un proyecto social de inclusión en todos los niveles”. “No podemos seguir permitiendo que los empresarios y sus cómplices en los distintos poderes avancen sobre las tierras y los pobladores originarios”, advirtieron.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Tucumán: tercera condena simbólica al Tuerto Albornoz


Por Diego Martínez
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Roberto Heriberto Albornoz fue jefe del Servicio de Informaciones Confidenciales de la policía de Tucumán.
Roberto Heriberto Albornoz, alias Tuerto, ex jefe del Servicio de Informaciones Confidenciales (SIC) de la policía de Tucumán durante la dictadura, fue condenado ayer a la pena de prisión perpetua por el secuestro y homicidio de los militantes montoneros Juan Carlos Aguirre y Margarita Susana Azize Weiss de Tello en 1976. Tanto familiares de las víctimas como organismos de derechos humanos y el fiscal Leopoldo Peralta Palma celebraron el fallo, pero repudiaron el beneficio de la prisión domiciliaria para Albornoz, que acumula tres condenas. “Sentimos un profundo desagrado por el arresto domiciliario, ya que se trata de un ser perverso que estará muy cómodo en su casa mientras nuestros hijos no están con no-sotros”, resumió Sara Mrad, de Madres de Plaza de Mayo de Tucumán.
Carlos Tello y su esposa Margarita vivían en Mendoza pero, perseguidos por la Triple A, se radicaron en Tucumán. El operativo fue el 12 de julio de 1976. “Azizita”, como le decía su familia, llegó a su casa con su hija Mariana Eva, de nueve meses. “Cuando vio el operativo del Ejército y la policía, mi madre empezó a retroceder tratando de protegerme y fue inmediatamente acribillada por ráfagas de ametralladora”, declaró la semana pasada Mariana, que estuvo dos meses secuestrada y que hace quince años milita en Hijos Córdoba. Tello llegó a la casa a la noche, pudo burlar a la policía y sobrevivió “durmiendo en cualquier parte”, recordó a su turno. Por gestiones de su suegro, diez días después pudieron recuperar el cuerpo de Margarita, que fue enterrado en Jujuy.
El correntino Aguirre, militante peronista surgido de grupos católicos, maestro, padre de cuatro hijos, estaba en la casa de Tello y fue secuestrado con otros militantes. Una vecina vio cuando los cargaban en un camión, encapuchados. Sus restos fueron identificados 33 años después por el Equipo Argentino de Antropología Forense y en febrero de 2010 fueron inhumados en su ciudad, Goya. Su hija Liliana, jueza civil y comercial de Goya, recordó al declarar que “después de la muerte de papá, en casa nunca más se lo nombró hasta la vuelta de la democracia”. La noticia de la muerte fue en realidad un comunicado del Tercer Cuerpo de Ejército sobre un “enfrentamiento” en el que “cayeron abatidos los subversivos”.
Ayer a las diez de la mañana el Tribunal Oral Federal de Tucumán invitó a Albornoz a decir sus últimas palabras. “No me encuentro con ánimo”, balbuceó quien fuera uno de los más feroces torturadores bajo el mando de Antonio Bussi. A las 13, los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Jaime Díaz Gavier hicieron público el veredicto: prisión perpetua como autor mediato de los delitos de violación de domicilio, secuestro y homicidio agravado. Albornoz ya fue condenado en 2010 en el juicio a los represores de la jefatura de policía y este año en la causa Romero Niklison. El juicio tenía otros dos imputados: Luciano Menéndez, fuera de juego por problemas de salud, y Bussi, que falleció la semana pasada.
Mariana Tello dijo sentirse “aliviada”, pero aclaró que su lucha continúa. “Esto no termina aquí, porque voy a seguir adelante por los 30 mil desaparecidos, los chicos que fueron quitados a sus padres y entregados a otras familias”, explicó. Lamentó el arresto domiciliario del condenado y recordó que “era un hombre que se sentía dueño de la vida y de la muerte de las personas”. El fiscal Peralta Palma advirtió que “si Albornoz sigue cumpliendo la pena en su casa, el fallo se vuelve irrisorio, simbólico”. “Creemos que se debe acondicionar el lugar de detención acorde con las necesidades médicas, pero debe estar en la cárcel, porque son delitos de lesa humanidad, graves”, reclamó.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Patti procesado por el asesinato del periodista Ricardo Giménez


Por Diego Martínez
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Luis Abelardo Patti cumple condena en Ezeiza.
Dos días antes de celebrar su primer cumpleaños como condenado, Luis Abelardo Patti fue procesado el jueves por el secuestro y asesinato del periodista Ricardo Miguel Giménez, el primer desaparecido de Escobar. Militante de la Juventud Peronista de zona norte y redactor del diario El Actual, donde escribía sobre los trabajos sucios de la Policía Bonaerense, Giménez fue secuestrado en enero de 1976 y no hubo rastros de su paradero hasta 2007, cuando un registro burocrático permitió probar que lo asesinaron después de 23 días en cautiverio. El ex intendente de Escobar, que hoy festejará sus 59 años en el hospital de la cárcel de Ezeiza, fue procesado esta vez por el juez federal subrogante de Campana, Adrián González Charvay, que embargó sus bienes por un millón de pesos.
Giménez trabajaba en el diario que dirigía Tilo Wenner, poeta y periodista asesinado días después del golpe de Estado. Se ocupaba de investigar las tareas ilegales de la Policía Bonaerense para desactivar conflictos gremiales y amedrentar militantes. Las denuncias le valieron varios hostigamientos, en particular de agentes de la comisaría de Escobar. En diciembre de 1975 un grupo de tareas de policías y civiles allanó de madrugada la casa de los tíos de Giménez. Destruyeron la casa, buscándolo en un supuesto escondite, pero no lo encontraron. El 7 de enero de 1976 la patota invadió la casa de sus abuelos en Loma Verde, en Escobar. Lo secuestraron ante la presencia de sus hijos, entre otros familiares, y robaron hasta el bombeador de agua. Parientes y compañeros lo buscaron y publicaron solicitadas en las que hacían responsable a la policía. La Justicia sobreseyó la denuncia cinco meses después.
El cadáver desfigurado, mutilado y maniatado apareció el 30 de enero de 1976 a la mañana, veintitrés días después del secuestro, en una zona despoblada conocida como La Quema, en Moreno, donde los recolectores descargaban la basura de la ciudad. La División Documentos de la Policía Bonaerense lo identificó por las huellas, pero los restos se inhumaron con “NN masculino” en el cementerio de Moreno, con el visto bueno del Juzgado Penal 4 de Mercedes. El registro lo descubrió y aportó a la causa en 2007 la Dirección General del Registro de Personas Desaparecidas del Ministerio de Seguridad bonaerense. Intervino el Equipo Argentino de Antropología Forense, pero fue imposible restituir los restos a la familia porque en 1982 habían sido trasladados al osario general.
Las amenazas de Patti a Giménez, que no ocultaba su militancia y recorría Escobar como periodista, comenzaron en 1973, apuntó el juez González Charvay. Los trabajadores de la imprenta Rayo, donde se editaba El Actual, solían verlo de civil, en un Peugeot 504 color mostaza, registrando los movimientos del diario. También vigilaba las reuniones en el sindicato del Fatre o en casas de familia. Patti fue reconocido la madrugada de 1975 cuando fueron a secuestrarlo a la casa de sus tíos. “Nunca lo conocí”, afirmó durante su declaración indagatoria, sin obligación de decir la verdad. El juez enmarcó el caso en “un modelo sistemático orquestado y organizado por sectores del Ejército que junto con fuerzas de seguridad, en particular con la comisaría de Escobar, actuaban con la finalidad de exterminar a grupos políticos, sociales, estudiantiles y gremiales, y también a organizaciones armadas”.

jueves, 24 de noviembre de 2011

COMUNICADO DE LOS TRABAJADORES DE PAGINA12 (24.11.11)

La asamblea de trabajadores de Página12 repudia la censura en los artículos de nuestro compañero Darío Aranda sobre el asesinato del campesino Cristian Ferreyra, militante del Mocase-VC de Santiago del Estero. En dos notas consecutivas, la primera sobre el crimen y la segunda sobre la marcha de repudio, el diario eliminó los párrafos que informaban que el gobernador de la provincia donde se produjo el asesinato se llama Gerardo Zamora, se define como un “radical K” alineado con el gobierno nacional, y que no se pronunció sobre un hecho de innegables connotaciones políticas ni respondió a los llamados del periodista. Esos datos elementales, que con ningún justificativo se pueden dejar de informar a los lectores, fueron eliminados de lascrónicas sin avisarle al periodista ni retirarle su firma.

Darío es un periodista que recorre el país para cubrir sin intermediarios las luchas de campesinos e indígenas. Sus investigaciones sobre los conflictos derivados de la expansión de los agronegocios, el atropello de los derechos de las comunidades que habitan sus tierras desde tiempos ancestrales y la complicidad de autoridades políticas y judiciales han sido tapa de PáginaI12 durante años. Su compromiso y honestidad le han valido el respeto no sólo de las organizaciones a las que supo hacer visibles, sino también de sus compañeros y de los lectores.

Su situación laboral, sin embargo, es de absoluta precariedad: trabaja desde hace siete años como “colaborador”, sin garantías de estabilidad, sujeto al humor de la empresa, con pagos que en el último año promedian poco más de 500 pesos, costeando los viajes de su bolsillo o con la ayuda de organizaciones campesinas. Por tratarse de un “caso testigo” de precariedad y maltrato, sus compañeros de PáginaI12 solicitamos a la empresa el pase a planta permanente de Darío Aranda, porque entendemos que esa es la solución. Con eso, además, se garantizará que pueda seguir aportando su experiencia y sus conocimientos en los temas de su especialidad, pero a cambio de un sueldo digno, como corresponde a todo trabajador.

También queremos dejar sentado que exigimos que de ahora en más no se repitan hechos de esta naturaleza y en el caso de que algún editor modifique el contenido de las notas contra la voluntad del periodista, se respete el derecho básico a retirar la firma.

Asamblea de Trabajadores de Página 12

miércoles, 23 de noviembre de 2011

“Aportar al estado de conciencia”


DEBATE SOBRE EL ROL DEL PERIODISMO DE INVESTIGACION EN EL PROCESO DE MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
Por Diego Martínez
“El rol más importante de los periodistas es aportar a la modificación de los estados de conciencia y de las relaciones de fuerza, para que sean las sociedades las que se den los instrumentos que permitan terminar con la impunidad”, explicó Horacio Verbitsky. “Los periodistas deben recuperar su voz autónoma del poder político, del Poder Judicial y también de los propietarios de los medios”, propuso la prestigiosa periodista chilena Mónica González Mujica. “Tenemos que dejar de ser googlistas y ser periodistas”, planteó el colega uruguayo Roger Rodríguez. “Una contribución importante del periodismo en mi país es valorizar las historias de vida, la emoción”, afirmó el brasileño Iván Marsiglia. Las definiciones se escucharon ayer en un panel sobre “Aportes del periodismo de investigación al proceso de memoria, verdad y justicia en la región”, en el marco de las jornadas para corresponsales extranjeros organizadas por el programa Memoria en Movimiento de la Secretaría de Comunicación Pública de Presidencia de la Nación.
Verbitsky hizo un repaso por publicaciones en dictaduras y en democracia para destacar que en el oficio “lo fundamental es la voluntad”. Como antecedente lejano citó la investigación sobre los fusilamientos de 1956, recordó que Rodolfo Walsh “se apuró para que no le ganaran de mano los grandes medios y después se dio cuenta deque no competía con nadie”. Sobre la última dictadura, recordó el rol de la Agencia de Noticias Clandestina, destacó que sólo un 30 por ciento de la información era exclusiva, que los cables llegaban a los diarios y que sin embargo se limitaron a reproducir las falacias militares. “Se burlaban de la inteligencia de los lectores. Clarín o La Nación publicaban comunicados de forma acrítica, acompañaban con editoriales apoyando a la dictadura y se beneficiaban como socios de este Estado terrorista en la construcción y operación de la planta de papel”, recordó. Agregó que, ya en democracia, “medios como Humor, El Periodista o Página/12 se hicieron cargo de una responsabilidad que no interesaba a los grandes medios”. “Los periodistas somos emergentes de la sociedad, igual que los jueces o los organismos de derechos humanos. No somos ni mejores ni peores, somos parte de un colectivo”, recordó.
González Mujica, directora del Centro de Investigación Periodística (Ciper) de Chile, recordó que durante la dictadura de Pinochet hubo periodistas que fueron víctimas, “pero también hubo cómplices e incluso autores de homicidios”. Diferenció dos actitudes ante al régimen. “Hubo periodistas de medios oficiales, pero con una valentía impresionante, que colaboraron con información para saber la verdad”, opción que implicó “dormir con el enemigo”. La segunda consistió en “investigar noches completas” a partir de datos aislados: una camioneta, una patente, una descripción física, y al mismo tiempo “buscar la corrupción del dinero”. Si a partir de 1990 “toda la historia estuvo en los tribunales fue por la labor heroica de familiares, sobrevivientes, abogados, funcionarios de la Vicaría de la Solidaridad y también de periodistas”, recordó.
“Hoy estamos en un momento complicado por el crimen organizado en México, Honduras, Guatemala”, saltó al presente González Mujica. En esos países “están hoy los esclavos de la ESMA”, comparó. “Más que nunca es necesario juntar nuestras fuerzas –reclamó–, porque el modelo es copia exacta del de Seguridad Nacional, para ocupar zonas y hacer prisioneros a miles de pobladores vulnerables, acaparándoles sus tierras”. “El periodismo tiene que ganar poder, porque hoy día puede ser también la voz de aquellos que se sienten desolados por la falta de mística, de una fuerza que convoque a quienes creen que no hay grietas”, concluyó.
Rodríguez recordó las dificultades para escribir sobre el gobierno militar en Uruguay aun en democracia. Contó que enviaba sus investigaciones a Jair Kriske, del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil, quien las traducía y publicaba en el periódico Cero Hora. “Una semana después de enviarlas, escribía ‘Cero Hora informó que...’ No me vengan con que no se puede hacer todo”, planteó. Tras repasar las consecuencias de la impunidad, destacó que “los medios se transformaron en cañones” y “su tenencia y control es una batalla”.
Iván Marsiglia, editor del periódico Estado de Sao Paulo, se refirió a las dificultades de Brasil para enfrentar su pasado, a “la resistencia al debate” y al escaso apoyo de los medios a la formación de la Comisión de la Verdad, que acaba de anunciar la presidenta Dilma Rousseff. “Ninguno se manifestó abiertamente en contra, pero todo el tiempo se hizo mención al revanchismo, al riesgo de romper el proceso de ‘reconciliación’. No es (un discurso) fácil de quebrar”, explicó. En ese contexto destacó la importancia de poner ante los ojos de la sociedad brasileña las historias de vida de las víctimas, que “tocan a todos, de izquierda o derecha”.

sábado, 19 de noviembre de 2011

La última batalla del condenado Patti


El represor condenado a perpetua solicitó dejar el penal de Ezeiza por sus problemas de salud. Reclama ir a su casa y traslados a la clínica Fleni. La Cámara Federal de Casación Penal ordenó determinar cuál es su estado y en función de eso definir dónde continúa preso.

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Mientras se decide su situación, Luis Patti seguirá en el hospital del penal de Ezeiza.
El Tribunal Oral de San Martín que condenó al ex subcomisario Luis Abelardo Pa-tti a prisión perpetua en cárcel común deberá requerir informes actualizados sobre la salud del torturador y volver a pronunciarse “con celeridad” sobre el lugar de cumplimiento de la sentencia. La orden la impartió la Cámara Federal de Casación Penal ante un planteo de la defensa de Patti, que en base a sus problemas de salud reclama el beneficio del arresto domiciliario y traslados a la clínica privada Fleni de Escobar para someterse a un tratamiento de rehabilitación. El ex policía continuará mientras tanto en el hospital del Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza.
La pelea de Patti por volver a casa es anterior al juicio. Preso en Marcos Paz desde noviembre de 2007, el hombre que se ufanaba de sus crímenes mientras reinaba la impunidad obtuvo, a principios de 2010, autorización para operarse de una lesión en los ligamentos cervicales. Un accidente cerebrovascular durante la intervención le permitió instalarse en la clínica Fleni, donde durante meses recibió visitas con escasos controles y se sacó fotos disfrazado de payaso. Cuando comenzó el juicio oral se le desdibujó la sonrisa y optó por ingresar al auditorio de José León Suárez en camilla, acostado y con los ojos cerrados. El 26 de mayo, tras la condena por secuestros, torturas y asesinatos durante la dictadura, el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín ordenó su traslado al hospital del Servicio Penitenciario Federal en Ezeiza.
El caso llegó a Casación por un recurso de la abogada Verónica Corbacho, que entró en escena tras los frustrados esfuerzos del ex camarista Alfredo Bisordi, quien pasó a retiro tras la sentencia. La defensora argumentó que Patti es “un discapacitado motriz y visual” que requiere asistencia hasta para vestirse o ir al baño y afirmó que los hospitales del Servicio Penitenciario “no poseen la accesibilidad al medio espacial y arquitectónico indispensable” para su cliente, a quien considera sometido a “un trato cruel e inhumano”. Corbacho pidió entonces el arresto domiciliario y la rehabilitación en la clínica Fleni de Escobar.
El fiscal general Javier de Luca, en cambio, cuestionó la falta de imparcialidad de los informes médicos elaborados por los médicos de la clínica que Patti inauguró cuando era intendente de Escobar, destacó que en el hospital penitenciario cuenta con atención médica las 24 horas y que en definitiva la responsabilidad de garantizar el derecho a la salud de las personas privadas de su libertad es del Estado y no de particulares. En el hospital del penal de Ezeiza Patti pasa sus días en una habitación amplia, luminosa, limpia, con estanterías, plantas y portarretratos, según documentó la semana pasada la revista XXIII.
La Sala II de Casación coincidió con De Luca en que la salud del imputado es “una situación dinámica” que exige contar con “elementos de juicio actuales” sobre el estado y el pronóstico de Patti. Los jueces Pedro David, Alejandro Slokar y Liliana Catu-cci consideraron que “la omisión” de encomendar un informe al Cuerpo Médico Forense implicaba “arbitrariedad de sentencia” por parte del tribunal de San Marín, cuestionaron que “tampoco obra en autos un detalle de las condiciones actuales de alojamiento” y que sus pares se pronunciaron sin antes conocer las prestaciones de los centros médicos que la prepaga de Patti ofreció para realizar la rehabilitación. Los magistrados aclararon que la decisión de anular la decisión del tribunal de San Martín no implicaba anticipar un juicio a favor del arresto domiciliario de Patti, sino propugnar “un pronunciamiento fundado”, por lo que devolvieron la pelota el tribunal que preside Lucila Larrandart para que “con celeridad” vuelva a pronunciarse sobre dónde debe pasar el resto de sus días el condenado Patti.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Un lustro después, el almirante Godoy será indagado por espionaje ilegal


Por Diego Martínez
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El almirante Jorge Godoy será indagado como responsable del espionaje ilegal una base de la Armada.
El almirante Jorge Godoy, jefe de la Armada, será indagado hoy por el juez federal Daniel Rafecas como máximo responsable del espionaje ilegal por el que una docena de marinos serán juzgados el próximo año. Godoy se benefició en 2008 con una falta de mérito, apelada por el Ministerio Público y por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), y en 2009 por un oportuno salvataje de la Cámara de Casación Penal, que le quitó el expediente a la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia cuando se aprestaba a pronunciarse. Los magistrados patagónicos no dudaron al confirmar los procesamientos de miembros de la oficina de inteligencia de la Base Almirante Zar de Trelew que la cúpula naval “dio las pautas generales para efectuar las tareas vedadas”. El eventual procesamiento del jefe del Estado Mayor de la Armada, pedido por el fiscal federal Federico Delgado, implicaría el fin de la carrera de Godoy, nombrado al frente de esa fuerza por el ex presidente Néstor Kirchner en junio de 2003.
La causa se inició en 2006, cuando un cabo de la Base Zar se presentó en el CELS para denunciar las tareas ilegales que se resistía a cumplir. El juez federal Jorge Pfleger realizó un allanamiento exitoso en la Sección de Inteligencia de la Fuerza Aeronaval 3 de Trelew y varios frustrantes en oficinas similares alertadas a tiempo. La documentación secuestrada incluía informes ordenados y clasificados sobre dirigentes sociales, organismos de derechos humanos, periodistas y funcionarios, incluida la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré.
La investigación probó la existencia de un sistema de inteligencia ilegal de alcance nacional, que burlaba las leyes de Seguridad Interior, Defensa e Inteligencia nacionales. Los artilugios de las defensas, sin embargo, dilataron los tiempos. En diciembre de 2007, al revocar sobreseimientos de tres altos jefes navales, la Cámara de Comodoro afirmó que “sin dudas la Armada como organismo militar tenía a la política interna como clara hipótesis de trabajo y no conforme con ello ‘obtenía información’ y ‘almacenaba datos’ de personas sin estar autorizada”.
El CELS y el fiscal Fernando Gelvez pidieron entonces la imputación de Godoy. A la sistematicidad de las tareas ilegales con el fin evidente de facilitar la toma de decisiones institucionales, el organismo agregó que Godoy había aprobado y firmado el Plan Básico de Inteligencia Naval (PBIN) de 2005, con objetivos que permitían el espionaje interno: las “amenazas asimétricas” y la “comunicación institucional y contrainteligencia sobre todo actor que pretenda incidir contra la institución”.
Godoy sugirió en su indagatoria que las tareas ilegales habían sido iniciativas de ovejas descarriadas, hecho que contraría la lógica de funcionamiento de la estructura militar y lo descalificaría como jefe, pero obtuvo una falta de mérito del juez Hugo Sastre y siguió al frente de la Armada. Con la excusa de que el PBIN se había redactado en Buenos Aires, instaló además un conflicto de competencias que le valió tres años de changüí. Su suerte comenzó a revertirse en junio de 2010, cuando la Cámara Federal porteña rechazó su pedido de sobreseimiento. Los jueces Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Farah manifestaron su sospecha de que el espionaje ilegal respondía “a una actividad generalizada de las distintas seccionales de la Armada” y le ordenaron a Rafecas profundizar la búsqueda y análisis de la prueba.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Vuelo hacia el juicio oral


Por Diego Martínez

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Un avión Skyvan. Uno de los modelos usados para arrojar secuestrados vivos al mar durante la última dictadura.
Tres ex pilotos de los Skyvan desde los que se arrojaron secuestrados vivos al mar durante la última dictadura podrían compartir con Jorge “El Tigre” Acosta, Juan Carlos Rolón & Cía. el banquillo del próximo juicio por delitos de lesa humanidad en la ESMA. La Sala II de la Cámara Federal porteña confirmó el procesamiento con prisión preventiva de los ex prefectos Enrique De Saint George, Mario Daniel Arru y Alejandro D’Agostino, identificados en una investigación del Ministerio Público Fiscal como pilotos del vuelo nocturno del 14 de diciembre de 1977 en el que habrían sido ejecutadas las monjas francesas, las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo y los familiares secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz. Sigue libre e impune en Necochea el superior de los aviadores, prefecto general Hilario Ramón Fariña, ex jefe de la División Aviación de Prefectura durante la dictadura, denunciado desde 1984 ante la Conadep como responsable de “tirar desde los aviones Skyvan al mar a la gente secuestrada y torturada en la ESMA”.
La resolución de la Cámara Federal que confirma los procesamientos ordenados por el juez federal Sergio Torres lleva las firmas de Martín Irurzun y Eduardo Farah e incluye a otros dos acusados: el abogado Gonzalo Torres de Tolosa, ex defensor de sus compañeros de la ESMA, denunciado por el ex capitán Adolfo Scilingo como quien le alcanzaba a las personas dormidas para arrojar al vacío, y el suboficial naval retirado Rubén Ricardo Ormello, quien relató su actuación en los vuelos en los años ’80 ante sus compañeros de trabajo. El ex mecánico de la Armada trabajó hasta el día de su detención en Aerolíneas Argentinas, igual que Arru y De Saint George, que eran comandantes de vuelos internacionales.
El capitán Emir Sisul Hess, quien confesó sus crímenes en privado en los ’90, es por el momento el único imputado por su participación directa en los vuelos que ya está en manos del Tribunal Oral Federal 5, el mismo que condenó al primer grupo de 16 represores de la ESMA y que a mediados de 2012 comenzaría el segundo proceso oral y público. A fines de septiembre, la Cámara Federal confirmó el procesamiento de Julio Alberto Poch, el ex piloto que confesó sus crímenes ante colegas de la aerolínea holandesa Transavia. De los tiempos que demore la elevación a juicio y del criterio de acumulación de causas que adopte el tribunal que preside el juez Daniel Obligado dependerá que Poch y los cinco acusados que desde esta semana tienen procesamiento firme sean juzgados a partir del próximo año o recién en un tercer proceso, que al ritmo actual no arrancaría antes de 2015.
De Saint George, Arru y D’Agostino fueron imputados a partir del estudio de 2800 planillas de vuelo de los Skyvan de Prefectura, realizadas por la Unidad Especial sobre delitos de lesa humanidad de la Procuración General de la Nación, y de testimonios de ex suboficiales y civiles que prestaban servicios para Prefectura obtenidos por el fiscal federal Miguel Osorio. Entre quienes tenían “la sartén por el mango” con los vuelos de la muerte, según un ex prefecto que declaró en la causa, también estaban los prefectos principales Raúl Alberto Lanzi, que está radicado en Concepción del Uruguay; Roberto Antonio Salinas, actual profesor del Servicio de Aviación de Prefectura, y Raúl Novo, ex comandante de LAPA.
La impunidad de Fariña es difícil de explicar. Su nombre completo figura desde enero de 1984 en una carta enviada al presidente Raúl Alfonsín por la “oficialidad joven y no corrupta de Prefectura Naval” sobre camaradas que “actuaron en la represión antisubversiva dentro y fuera de la ESMA”. Se lo sindica con todas las letras como “quien se encargaba de tirar desde los aviones Skyvan al mar a la gente secuestrada y torturada en la ESMA”. Fariña conducía la División Aviación (DAV), que integraban apenas catorce pilotos y una docena de mecánicos. Entrevistado por Página/12, primero negó los vuelos y luego relativizó: “De todo lo que se dice habrá un cincuenta por ciento de verdad y otro cincuenta de fantasía”. Su imputación está en manos del juez Torres, que instruye la megacausa ESMA, y del fiscal federal Eduardo Taiano, quien consultado para esta nota no recordó haber pedido su citación para prestar declaración indagatoria.
De Saint George, Arru y D’Agostino eran en 1977 oficiales principales. Sus superiores inmediatos eran Salinas, jefe de la sección Operaciones, “incondicional” según las calificaciones de Fariña, y Roberto Zaldúa, jefe de la sección Logística. El bahiense D’Agostino era jefe de la subsección “servicios generales” de la DAVI, jefe de los mecánicos y de mantenimiento en el aeroparque Jorge Newbery. Diecisiete días después del vuelo que lo distingue de los pilotos de los Skyvan que continúan en libertad fue elogiado por Zaldúa por el “dominio de sus reacciones emotivas” y porque “aún en situaciones críticas se mantiene sereno”. En 2003 murió el mecánico que participó del vuelo nocturno del 14 de diciembre de 1977, ayudante de primera David “El Gallego” Fernández, quien según sus superiores tenía un “elevado concepto de la corrección y la fidelidad”.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Un fiscal pide la indagatoria del juez Hooft. ¿Otro acusado rumbo a Chile?


Está señalado como partícipe en privaciones ilegales de la libertad, tormentos y homicidios durante la última dictadura, cuando se desempeñaba como juez en lo criminal y correccional de Mar del Plata.

Por Diego Martínez
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El juez Pedro Hooft, especialista en bioética.
El juez penal marplatense y presidente honorario de la Asociación Argentina de Bioética, Pedro Federico Hooft, podría ser citado en los próximos días a prestar declaración indagatoria por su participación en crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. El fiscal federal subrogante Claudio Kishimoto formuló el pedido ante el juez federal Alfredo López para que lo indague sobre su participación en privaciones ilegales de la libertad, tormentos y homicidios contra una veintena de víctimas, incluidos los abogados laboralistas secuestrados durante la denominada Noche de las Corbatas, de julio de 1977, cuando Hooft se desempeñaba como juez en lo criminal y correccional de Mar del Plata.
El magistrado figura desde 1984 en el informe de la Conadep y acumula denuncias de organismos marplatenses y de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación desde hace más de un lustro. Logró evitar rendir cuentas gracias a la parálisis del proceso en su contra por parte del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios de la provincia de Buenos Aires y a su invocación a la “inmunidad” de arresto que la Constitución provincial otorga a los jueces en funciones.
La excusa le permitió ganar tiempo, pero tuvo un último revés en julio, cuando la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal confirmó un fallo de la Cámara Federal de Mar del Plata que, después de congelar el expediente durante años, rechazó el pedido de Hooft para que se archivara la causa. “Las inmunidades no son de carácter protector o tuitivo de las personas, sino que se hallan fundadas en razones de carácter institucional”, destacó el juez Guillermo Yacobucci. “Sería absurdo” que en una investigación por crímenes de lesa humanidad “la marcha de la averiguación quedara neutralizada hasta tanto no se pronuncie el jury”, agregó, argumento que compartieron sus colegas Luis García y Raúl Madueño.
La novedad es la acusación de Kishimoto, a cargo de la Fiscalía Federal 1 de Mar del Plata, que imputa a Hooft por su intervención en privaciones ilegales de la libertad, tormentos y homicidios cometidos por miembros de fuerzas armadas y de seguridad. La base de la imputación surge de la intervención del juez en el rechazo sistemático de hábeas corpus presentados por familiares de desaparecidos, inclusive en casos en los que el Ejército había admitido tener en su poder a las víctimas.
En total son veinte los casos reseñados en el dictamen del fiscal, incluido el de la Noche de las Corbatas, caso por el que ya fue condenado el suboficial naval Gregorio Molina y por el que en estos días son juzgados ex miembros de la plana mayor de la Agrupación de Artillería de Defensa Aérea 601 con base en el centro clandestino La Cueva. La fiscalía solicitó también la indagatoria de Hooft por los delitos de prevaricato, incumplimiento de los deberes de funcionario público, omisión de promover la persecución y represión de delincuentes y sustracción de medios de prueba, por la desaparición de la mayoría de los expedientes que se tramitaron en el juzgado a su cargo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Siete años después, Villafuerte Ruzo ordena detener a Patti


El juez Carlos Villafuerte Ruzo dispuso el arresto de Luis Patti y de otros represores ya detenidos –como Reynaldo Bignone y Pascual Guerrieri– por los secuestros y homicidios de los dos militantes peronistas.

Por Diego Martínez
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Luis Patti había sido sobreseído, pero, en 2005, el fiscal Juan Murray pidió la reapertura de la causa.
A seis años, siete meses y tres días del pedido del fiscal federal Juan Murray, el juez Carlos Villafuerte Ruzo ordenó la detención de Luis Patti por la privación ilegal de la libertad, los tormentos y homicidios de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, uno de los últimos crímenes con el sello de la dictadura: torturas a cargo de militares y civiles de inteligencia del Ejército, asesinato en tiroteo fraguado por policías. El juez de San Nicolás quien, a pesar de sucesivas recusaciones por congelar expedientes y manifestarse en contra del avance de los procesos de lesa humanidad, instruye las causas con el visto bueno de la Cámara Federal de Rosario ordenó también la detención e indagatoria de represores que estaban libres cuando Murray pidió sus capturas y hoy están condenados, como Reynaldo Bignone o el coronel Pascual Guerrieri.
Cambiaso y Pereyra Rossi fueron secuestrados el 14 de mayo de 1983, frente a testigos, en el bar Magnum de Rosario. Horas después fueron asesinados cerca de Zárate por una patrulla de la Unidad Regional de Tigre integrada por Patti y los suboficiales Rodolfo Diéguez y Juan Amadeo Spataro. El Ministerio del Interior y la policía de la provincia de Buenos Aires informaron que fueron “abatidos en un enfrentamiento”. Los policías fueron felicitados por el jefe de la Bonaerense, general (ahora condenado) Fernando Verplaetsen, y calificados como “jóvenes valientes” por Bignone.
El peritaje de los tejidos cambió el escenario: demostró que ambos fueron golpeados, torturados con picana, atados con cuerdas, y que los disparos fueron a quemarropa. El juez Juan Carlos Marchetti ordenó detener a los policías, pero luego se desdijo y los sobreseyó. Sugirió que no estaba probada la relación entre secuestros y asesinatos: bien pudieron haberse fugado tras las torturas, haber robado un auto y armas y haber partido hacia Zárate, donde se toparon con Patti, que los acribilló a balazos. Un mes antes del retorno de la democracia, la Cámara de Apelaciones de San Nicolás confirmó el sobreseimiento, aunque advirtió que los testigos clave habían modificado “extrañamente” sus dichos.
El 28 de marzo de 2005, Murray pidió la nulidad del sobreseimiento y la reapertura de la causa. Se sumaron al reclamo familiares de las víctimas patrocinados por abogados de H.I.J.O.S. Rosario. La investigación del fiscal sugirió que tras el “Documento final” que dio por muertos a los desaparecidos los servicios diagramaban y ejecutaban operaciones para enrarecer el clima político con la esperanza de suspender el llamado a elecciones. Murray desmenuzó los esfuerzos por borrar todo rastro de torturas y disparos por parte de los policías que instruyeron la causa con el visto bueno del juez Luis Milesi y luego de Marchetti, autor del sobreseimiento, “inexplicable desde el punto de vista jurídico”.
Completó el rompecabezas en 2008 el ex civil de inteligencia Eduardo Costanzo, luego condenado. Costanzo confesó que el seguimiento estuvo a cargo de Juan Andrés Cabrera, alias Barba, que los secuestradores fueron Guerrieri, Víctor Hugo Rodríguez, Edgardo “El Gato” Andrada y “toda la patota”, y entre quienes llevaron a las víctimas al camino donde las mataron nombró a Ariel Porra, alias Puma. El juez citó ayer a indagatoria a todos excepto a Chuli Rodríguez, presidente de la asociación sanmartiniana Cuna de la Bandera, quien cruza los Andes cada año junto al intendente rosarino, Miguel Lifschitz. A pedido de Murray, el juez también ordenó detener al teniente coronel Luis Armando Muñoz, ex segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 121, y al ex PCI Walter Salvador Pagano.
El ultracatólico Villafuerte Ruzo fue recusado en agosto de 2010 por fiscal y querellantes por obstaculizar todas las causa contra represores e incluso pronunciarse a favor de la constitucionalidad de las leyes de impunidad. Sigue al frente de los expedientes con el respaldo de los camaristas rosarinos Carlos Carrillo, José Guillermo Toledo, Elida Vidal, Edgardo Bello y Liliana Arribillaga. Su futuro al frente de las causas contra represores como su cuñado, el general Enrique Bonifacino, está desde hace un mes en manos de la Cámara Nacional de Casación Penal.

viernes, 28 de octubre de 2011

ESMA II: un desafío para el poder judicial


El TOF 5 acumula distintos expedientes de 780 víctimas y 70 imputados. La Comisión Interpoderes, que se ocupa del seguimiento de las causas sobre el terrorismo de Estado, aspira a que el año próximo se realice un solo juicio oral con todos esos casos pendientes.


Por Diego Martínez
La imagen de Walsh, en manos de Lita Boitano, durante la sentencia del miércoles.
Foto de Leandro Teysseire.

Si el primer juicio a 18 represores de la ESMA por delitos contra 86 personas demoró casi dos años, la dimensión de los expedientes que acumula el Tribunal Oral Federal 5, con 780 víctimas y 70 imputados, constituye un enorme desafío para el Poder Judicial. La Comisión Interpoderes exhortó a los magistrados a agilizar los procesos e “incluir la mayor cantidad de casos a efectos de evitar su atomización, el desgaste de las partes, de los testigos y el inútil dispendio jurisdiccional” de los órganos que administran justicia. El criterio planteado por los fiscales, jueces y funcionarios que integran la comisión creada por la Corte Suprema de Justicia, un reclamo histórico de los organismos de derechos humanos, implicará probablemente trasladar el proceso de Comodoro Py a una sala acorde al número de protagonistas y convertirá al segundo juicio a Acosta, Astiz & cía. en un caso único, de dimensiones mayores al proceso a las juntas –que incluyó 700 casos, pero con sólo nueve acusados– y al juicio de Nuremberg, que tuvo a 24 dirigentes nazis en el banquillo.
“La idea es acumular la mayor cantidad de casos, aumentar la frecuencia y la duración de las audiencias, ganar en agilidad ante los planteos dilatorios”, explica Pablo Parenti, coordinador de la Unidad Fiscal de la Procuración General de la Nación. Los objetivos son múltiples: concretar el anhelo de víctimas que reclaman justicia desde hace décadas, resolver la situación de represores que llevan años procesados, garantizar la presencia de sobrevivientes que perdieron la cuenta de las declaraciones que prestaron. En el juicio que acaba de concluir, los testigos declararon sólo sobre las 86 víctimas incluidas en el proceso. La idea es que en el próximo, previsto para el primer semestre de 2012, se explayen sobre todas las víctimas y victimarios, y no tengan que volver a declarar.
El TOF 5 concentra cinco grupos de causas elevadas por el juez federal Sergio Torres. Los “casos 1976” incluyen a 186 víctimas y 17 imputados: once de los condenados más el absuelto Juan Carlos Rolón y otros cinco acusados: Víctor Francisco Cardo, Jorge Raúl González, Roque Angel Martello, Francisco Lucio Rioja y Pedro Antonio Santamaría. Por los delitos cometidos en 1977, en perjuicio de 350 víctimas, se sumarían Hugo Enrique Damario, Carlos Jaime Fraguio, Oscar Rubén Lanzón, Jorge Luis Magnacco, Rogelio José Martínez Pizarro, Roberto Pérez Froio, Eugenio Bautista Vilardo, Julio Antonio Torti y Antonio Vañek. Murió a tiempo Carlos Guillermo Suárez Mason (h) y quedaría fuera de juego por insania el penitenciario Carlos Orlando Generoso, alias “Fragote”.
La causa por delitos cometidos a partir de 1978 y hasta el fin de la dictadura tiene quinientas víctimas y veinte imputados: tres de los condenados, los citados Damario, Lanzón y Jorge González, más catorce nuevos acusados: Paulino Altamira, Julio César Binotti, Miguel Clements, Daniel Cuomo, Juan de Dios Daer, Carlos Eduardo Daviou, Rubén Oscar Franco, Ricardo Lynch Jones, Miguel Angel García Velazco (es el hermano de Pablo García Velazco, absuelto el miércoles y no está muerto), Eduardo Morris Girling, Víctor Olivera, Edgardo Aroldo Otero, Mario Pablo Palet y Miguel Angel Rodríguez.
Por la causa “Chacras de Coria”, que además de los crímenes tradicionales de la Armada incluye el robo de bienes, están acusados seis condenados más el cuidador de caballos Aldo Roberto Maver y la ex jueza Emilia García, quien paradójicamente deberá compartir el banquillo con los marinos que tomaron de rehén a su familia tras el secuestro de su hermana, con quien el miércoles vivió la sentencia en plena avenida Comodoro Py.
Las últimas dos elevaciones fueron en 2011. La primera, por el caso de la joven sueca Dagmar Hagelin, tiene 32 imputados. Sólo tres no estaban en elevaciones anteriores: Randolfo Agusti Scacchi, Orlando González y Hugo Héctor Siffredi. La segunda reúne casos de imputados que no habían sido identificados antes, delitos que incorporó el juez Torres (los abusos sexuales del Tigre Acosta) o que la Cámara Federal ordenó investigar. La causa abarca 460 casos, la mayoría comunes a elevaciones anteriores, y 56 imputados: se agregarían los de Daniel Humberto Baucedo, Héctor Francisco Polchi, Antonio Rosario Pereyra, Rodolfo Oscar Cionchi, Guillermo Horacio Pazos, Juan Arturo Alomar, Claudio Orlando Pittana, Jorge Manuel Díaz Smith, Carlos Galián y Emir Sisul Hess por los vuelos de la muerte.

jueves, 27 de octubre de 2011

ESMA: 35 años después, los primeros 16 condenados



Jorge Eduardo Acosta

Prisión perpetua. Alias Tigre, Aníbal, Santiago o Capitán Arriaga. 70 años. Capitán de corbeta retirado de la Armada. Fue jefe de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3 con base en la ESMA entre abril de 1976 y febrero de 1979. El Tigre Acosta, como lo conocían los secuestrados, pasó a la historia por su sadismo, que le permitía torturar en cautiverio y luego obligar a una secuestrada a salir a cenar a un restaurante o a bailar a un boliche. Se ufanaba de ser “Jesucito” por su capacidad para “mandar para arriba” a las víctimas.



Alfredo Ignacio Astiz

Prisión perpetua. Alias Cuervo, Angel, Rubio, Gonzalo, Gustavo Niño y Alberto Escudero. 59 años. Integró el sector de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3. Se hizo pasar por hermano de un desaparecido para infiltrarse en el grupo de Madres y familiares de víctimas secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz y asesinados en vuelos de la muerte. Volvió a infiltrarse entre familiares y exiliados en Francia. Fue identificado cuando se rindió sin pelear en la guerra de Malvinas. Dado de baja de la Armada por ufanarse de su capacidad para asesinar políticos y periodistas.



Ricardo Miguel Cavallo

Prisión perpetua. Alias Sérpico, Miguel Angel y Marcelo Carrasco. 60 años. Capitán de corbeta retirado. Integró los sectores de operaciones e inteligencia del Grupo de Tareas 3.3. Fue identificado por sobrevivientes de la ESMA en México, donde se desempeñaba como director del Registro Nacional de Vehículos. Fue detenido en agosto de 2000 mientras intentaba huir a la Argentina, donde regían las leyes de impunidad. Fue extraditado a España por orden del juez Baltasar Garzón y en marzo de 2008 fue extraditado a la Argentina.



Julio César Coronel

Prisión perpetua. Alias Maco. 75 años. Mayor retirado del Ejército Argentino. Entre 1977 y 1978 integró el sector de operaciones del Grupo de Tareas 3.3, enviado en comisión por el Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo. Ofició de enlace entre la Armada y el Ejército. “Qué cagada que Walsh se nos murió, no respetó la voz de alto y tuvimos que tirarle”, le confió a un secuestrado. Según su legajo fue herido ese mismo 25 de marzo de 1977, pero no por el escritor, sino durante un operativo en San Fernando.



Adolfo Miguel Donda

Prisión perpetua. Alias Gerónimo, Palito o Chiche. 65 años. Capitán de fragata retirado de la Armada. Fue jefe del sector operaciones del Grupo de Tareas 3.3 entre noviembre de 1978 y 1980. Luego fue segundo jefe de inteligencia. Su hermano y su cuñada estuvieron en cautiverio en la ESMA. Durante su indagatoria admitió que participó en secuestros, destacó que “fue una actuación institucional, de toda la Armada” y lamentó que sólo lleguen a juicio el puñado de represores identificados por sobrevivientes.



Alberto Eduardo González

Prisión perpetua. Alias Gato o Luis, también usó el sosia Oscar Paz Alara. Cumplió ayer 60 años. Capitán de corbeta retirado de la Armada. Entre 1976 y 1979 integró el sector de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3. Varios sobrevivientes lo identificaron en secuestros y sesiones de tortura. En 1978 cumplió funciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde fueron obligados a trabajar varios secuestrados. En 1980 fue asignado por la Armada a la embajada argentina en Londres.



Oscar Antonio Montes

Prisión perpetua. Almirante retirado de la Armada. 77 años. Fue jefe de operaciones del Estado Mayor de la Armada y comandante de las Fuerzas de Tareas 3, de la que dependían los grupos de tareas de la ESMA. Cuando las Fuerzas Armadas se dividieron los ministerios y la Armada ocupó el de Relaciones Exteriores, fue nombrado canciller. Al comienzo del juicio negó todos los cargos pero se negó a declarar “porque no estoy siendo juzgado por mis jueces naturales”. Gracias a sus problemas de salud goza de arresto domiciliario.



Antonio Pernías

Prisión perpetua. Alias Martín, Rata o Trueno. 64 años. Capitán de fragata retirado. Varios secuestrados lo recordaron entre sus torturadores. Tuvo a su cargo la Pecera, donde los cautivos hacían trabajo esclavo, y luego fue enviado al Centro Piloto de París. Su padre, oficial superior de la Fuerza Aérea, facilitó su casaquinta de Del Viso como “casa operativa” de los represores de la ESMA. Fue quien le anticipó a una secuestrada el “traslado” de las monjas francesas y los familiares de desaparecidos.



Jorge Carlos Radice

Prisión perpetua. Alias Gabriel, Ruger o Juan Héctor Ríos. 59 años. Teniente de fragata retirado de la Armada. Entre 1976 y 1978 integró el sector de inteligencia y luego de logística del Grupo de Tareas 3.3. Desde fines de 1978 fue secretario del almirante Emilio Massera en sus oficinas de Cerrito 1136. Supo ufanarse de ser “el mejor francotirador” del grupo de tareas. En una casa de su familia en Zapiola y Jaramillo fueron obligados a trabajar varios secuestrados de la ESMA.



Néstor Omar Savio

Prisión perpetua. Alias Halcón o Norberto. 65 años. Capitán de fragata retirado de la Armada. Integró los sectores de operaciones y de logística del Grupo de Tareas 3.3. Durante su declaración indagatoria en la instrucción admitió que “la Armada envió a todo el personal necesario, sin distinción de jerarquías, cuerpo o escalafón”, en lo que denominó “lucha contra la subversión”. En el juicio oral no negó su paso por la ESMA pero sí su participación en los secuestros de la Iglesia de la Santa Cruz.



Raúl Enrique Scheller

Prisión perpetua. Alias Mariano, Pingüino, Miranda y Schelling. 65 años. Capitán de navío retirado de la Armada. Integró el sector operaciones del Grupo de Tareas 3.3 y luego el Copece, un centro de documentación de la Armada. En sus declaraciones en instrucción admitió haber participado en interrogatorios pero negó haber torturado. Eran “procedimientos doctrinarios previstos para la circunstancia de enemigo capturado”, dijo. En el juicio aseguró que su actuación en la Unidad de Tareas 3.3.2 fue “un destino más” de su carrera naval.



Ernesto Frimon Weber

Prisión perpetua. Alias 220 o Boero. 80 años. Oficial retirado de la Policía Federal. Fue sindicado por sobrevivientes como quien les enseñó a usar la picana eléctrica a los marinos. También sería el autor del asesinato de Rodolfo Walsh. “Lo bajamos en una cita en la calle”, le contó a un secuestrado. “El hijo de puta se parapetó detrás de un árbol y se defendía con una 22. Lo cagamos a tiros y no se caía”, contó. Durante sus declaraciones indagatorias negó los hechos, dijo que se limitaba a pedir zonas liberadas a la Policía Federal.



Juan Carlos Fotea Dineri

25 años de prisión. Alias Lobo o Fernando. 61 años. Sargento retirado de la Policía Federal. Integró el sector de operaciones del Grupo de Tareas 3.3 entre 1977 y 1978 cuando era cabo primero. Participaba en secuestros y se ufanaba de su capacidad para conducir vehículos a alta velocidad. Su nombre trascendió en 1985 luego de su detención como miembro de una banda que encabezaba Raúl Guglielminetti. Alguna vez confesó que era “rayante” ver el desfile de condenados. “Estamos tirando una generación al mar”, admitió.



Manuel J. García Tallada

25 años de prisión. Contraalmirante retirado de la Armada. 76 años. Fue jefe de Prefectura Naval en 1975. Después del golpe de Estado fue jefe del estado mayor del Comando de Operaciones Navales y en 1977 fue comandante de la Fuerza de Tareas 3, de la que dependían los grupos de tareas de la ESMA. Durante su declaración indagatoria dijo desconocer que durante la dictadura se aplicaran tormentos a los detenidos. Gracias a su edad y a sus problemas de salud, cumplirá su condena con arresto domiciliario.



Carlos Capdevila

20 años de prisión. Alias Tommy. 65 años. Médico y capitán de fragata retirado de la Armada. Entre 1979 y 1981 integró el departamento de sanidad de la ESMA. Atendió a secuestradas embarazadas que tuvieron a sus hijos en cautiverio. Colaboró con la Justicia al entregar los alias de oficiales y suboficiales de la Armada y una resolución del almirante Emilio Massera de 1978 por la que se condecoró a 81 miembros y colaboradores del Grupo de Tareas 3.3 por su participación en “operaciones reales de combate” durante la dictadura.



Juan Antonio Azic

18 años de prisión. Alias Piraña, Freddy y Claudio. 70 años. Suboficial principal retirado de Prefectura Naval. Integró el sector operaciones del Grupo de Tareas 3.3. Se apropió de Victoria Donda y Carla Silvana Ruiz Dameri, nacidas durante el cautiverio de sus padres en la ESMA. Cuando se enteró del pedido de captura del juez español Baltasar Garzón, Azic caminó hasta una clínica, se sentó en un banco frente a la imagen de la Virgen Stella Maris, patrona de la Armada, y se disparó en la boca con su nueve milímetros.



Pablo E. García Velazco

Absuelto. Alias Dante. 64 años. Capitán de corbeta retirado de la Armada. Participó de la represión ilegal junto a su hermano mellizo Miguel Angel García Velazco. Varios sobrevivientes aseguraron que Pablo era Dante, integrante del Grupo de Tares 3.3 que participaba en secuestros e interrogatorios. Durante sus declaraciones indagatorias negó haber formado parte del GT 3.3, dijo que integraba el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) y sugirió una confusión con su hermano, que ya había fallecido.



Juan Carlos Rolón

Absuelto. Alias Juan o Niño. 62 años. Capitán de fragata retirado de la Armada. Durante la dictadura prestó funciones en la base naval de Puerto Belgrano e integró el sector de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3. Algunos sobrevivientes lo reconocieron entre sus secuestradores, otros como torturador. A un secuestrado le contó que su abuelo había despilfarrado una fortuna y apenas había quedado su apellido en una avenida por la que estaban circulando, dato que años después permitió identificarlo.

miércoles, 26 de octubre de 2011

En TOF--5 en su laberinto

Denuncia de Abuelas de Plaza de Mayo para que se investigue a los jueces Daniel Obligado, Ricardo Farías y Germán Castelli por autorizar al apropiador Juan Antonio Azic a oficiar de "padrino de boda" de su botín de guerra en base a la "relación paterno-filial" entre víctima y victimario.


Por Diego Martínez

A principios de agosto, a espaldas de fiscales y abogados querellantes, el Tribunal Oral Federal 5 que juzga a Astiz, Acosta & Cía. autorizó al ex prefecto Juan Antonio Azic a oficiar de “padrino de boda” de una de las dos mujeres que se apropió en la ESMA durante la dictadura. La decisión de Daniel Obligado, Ricardo Farías y Germán Castelli, fundada en lo que denominaron “relación paterno-filial” entre víctima y victimario, se frustró porque la información se filtró y el Ministerio Público reclamó la intervención del juez Marcelo Martínez de Giorgi, que investiga la sustracción, retención y ocultación de Carla Silvana Valeria Ruiz Dameri, quien rechazó de inmediato el beneficio porque “implicaría que los delitos por los cuales se encuentra acusado Azic sigan produciendo sus efectos en el tiempo”. Ante las pruebas que sugieren que los magistrados “sabían muy bien” del “vínculo inexistente” entre apropiador y víctima, y la maniobra “para justificar lo injustificable” sin control de las partes, Abuelas de Plaza de Mayo denunció a los jueces del TOF 5 ante el Consejo de la Magistratura para que se los investigue por posible mal desempeño.
Azic crió como hijas propias a Ruiz Dameri y a Victoria Donda, ambas nacidas durante el cautiverio de sus padres en la ESMA. El ex prefecto que hoy escuchará su sentencia por tres secuestros y torturas está procesado por decenas de crímenes que todavía no llegaron a juicio, afronta en estos días otro juicio junto a Videla & Acosta por su participación en el plan sistemático de robo de bebés y tiene procesamiento firme por falsificar la partida de nacimiento y criar como propia a la hija de los desaparecidos Orlando Ruiz y Silvia Dameri.
Los jueces del TOF 5 fundaron la autorización para que Azic asista a la boda en “el deseo” de los “futuros cónyuges”, en la supuesta “relación paterno-filial” y en la obligación de “facilitar y estimular” las relaciones del imputado “con su familia” y de permitirle cumplir con sus “deberes morales”. Abuelas “no juzga los sentimientos” de la víctima, sostiene el escrito que firma Estela de Carlotto, pero sí cuestiona “que el tribunal haya asumido la tarea de ‘facilitar y estimular’ relaciones que, lejos de ser familiares, tienen como antecedente un gravísimo crimen”. Los abogados Alan Iud y Agustín Chit destacan que la partida de nacimiento falseada por Azic fue anulada cuando se comprobó la apropiación, en 2008, pero que los jueces no reclamaron constancias del vínculo “porque sabían muy bien que es inexistente”.
En línea con la posición del Ministerio Público al conocer la decisión del TOF 5, Abuelas destaca que los beneficios para cumplir “deberes morales” se aplican en “casos de enfermedad o accidente grave o fallecimiento de familiares”, no de bodas, y siempre que no existan “serios y fundamentados motivos para resolver lo contrario”. “Cabe preguntarse si el pedido de salida realizado por el perpetrador de uno de los crímenes más aberrantes, como es la sustracción y sustitución de la identidad de niños nacidos en el cautiverio de sus padres desaparecidos, no es una situación seria y fundamentada”, plantean, y solicitan que se sancione a los magistrados por “beneficiar indebidamente a un apropiador”.

sábado, 22 de octubre de 2011

Harguindeguy, sin condena, suma otra orden de detención


El arresto del ex ministro del Interior de la dictadura, quien cumple prisión domiciliaria por otra causa, lo dictó el juez Daniel Rafecas. Lo responsabilizó por los crímenes cometidos en los centros clandestinos Coordinación Federal y Garage Azopardo.

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Albano Eduardo Harguindeguy fue el máximo responsable político-militar de la Policía Federal.
A los 84 años, aún sin condena, arrestado en un lujoso chalet en calle Eva Perón 1331 de Los Polvorines gracias a sus problemas de salud, el ex ministro del Interior de la dictadura Albano Eduardo Harguindeguy sumó ayer una nueva orden de detención, esta vez como máximo responsable político-militar de la Policía Federal. El juez federal Daniel Rafecas, que instruye la megacausa por delitos de lesa humanidad en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército, responsabilizó al ex general de división por secuestros, torturas y homicidios en los centros clandestinos Coordinación Federal y Garage Azopardo. La resolución abarca también a los ex comisarios Juan Carlos Lapuyole y Carlos Enrique Gallone, ambos condenados a prisión perpetua por la Masacre de Fátima, y a los menos conocidos Antonio Doval y Eduardo Norberto Comesaña, quienes ya están presos en el penal de Marcos Paz.
Jefe de la Policía Federal designado en 1975 por la presidenta María Estela Martínez de Perón, Harguindeguy tuvo un rol central en la planificación del golpe y la toma del Estado y fue el ministro político durante cinco de los siete años de la dictadura. En 2003 admitió los secuestros, torturas y asesinatos de detenidos cometidos por las Fuerzas Armadas durante una entrevista con la periodista francesa Marie-Monique Robin. “Empezamos bajo un gobierno constitucional y seguimos en un gobierno de facto”, recordó. Contó que los militares argentinos aprendieron los métodos a partir de la experiencia francesa en Argelia e Indochina y consideró que las violaciones masivas a los derechos humanos constituyeron “un error político”. Su consecuencia fue que “ganamos la guerra pero perdimos la paz”, dijo.
El ex ministro de Videla & Massera tiene arresto domiciliario desde julio de 2004 por su actuación en el Plan Cóndor. La causa se elevó en 2007, pero el proceso oral aún no comenzó. También está en condiciones de ser juzgado en una causa de Entre Ríos conocida como Area Concordia, que se elevó en octubre de 2010 y todavía no tiene fecha de inicio. Tiene procesamientos confirmados en segunda instancia por las cámaras federales de Córdoba (causa Roselli), de San Martín, por el secuestro y la desaparición de Roberto Quieto en diciembre de 1975, y de Buenos Aires, por el secuestro extorsivo de los empresarios Gutheim en 1977, causa en la que fue indultado por el ex presidente Carlos Menem. En La Rioja fue indagado por el asesinato del obispo Enrique Angelelli.
El juez Rafecas responsabilizó a Harguindeguy en 34 homicidios y más de doscientos casos de secuestros y torturas en Coordinación Federal, cuyo centro de detención funcionó en el tercer piso de Moreno 1417, y Garage Azopardo, en el edificio de Chile y Huergo, donde hasta hace meses se tramitaban los pasaportes. El ex miembro del gabinete de la primera junta militar será indagado entre otros casos por la Masacre de Fátima, como pasó a la historia el homicidio de treinta cautivos de Coordinación Federal que fueron trasladados, fusilados y dinamitados en Pilar en agosto de 1976.
Por los delitos en Coordinación Federal, el juez también indagará al Francés Lapuyole –quien cumple condena en su casa–, a Gallone, Doval y Comesaña. Antonio Doval fue uno de los guardias de los secuestrados en los calabozos del tercer piso, donde utilizaba el alias de Gato. Comesaña era auxiliar de inteligencia y su nombre de cobertura para no ser identificado por sus víctimas era Esteban Cruces. De su legajo surge que fue ascendido por su actuación en un “procedimiento antisubversivo” en junio de 1977.
Harguindeguy y Comesaña serán indagados, entre otros crímenes, por la fabricación de un falso “operativo antisubversivo”, seis días antes del golpe de Estado, en el que fueron ametrallados dos hombres y dos mujeres previamente secuestrados. El montaje, que se publicitó en la prensa como un “enfrentamiento armado”, ocurrió en calle Labardén al 300 y las víctimas, masacradas con más de cien disparos de ametralladoras adentro de un auto, fueron Norberto Gómez, Elena Kalaidjian, Julio Enzo Panebianco y Ana Teresa del Valle Aguilar. El juez considera probado que los cuatro habían sido secuestrados en las semanas previas. Por testimonios de sobrevivientes de Garage Azopardo, pudo saber también que el médico Gómez fue obligado a atender a otros secuestrados luego de las sesiones de tortura, y que Kalaidjian, de 22 años y origen armenio, debió auxiliarlo en las curaciones precarias que hicieron en cautiverio. Panebianco había sido secuestrado junto con su pareja, María Fernández Martínez Suárez, sobrina de la octogenaria animadora Mirta Legrand. Por los cuatro asesinatos también será indagado Raúl Antonio Guglielminetti, ex agente del Batallón de Inteligencia 601, condenado el año pasado por su actuación en el circuito represivo Atlético-Banco-Olimpo.

viernes, 7 de octubre de 2011

Perpetua para los asesinos de Paco Urondo

Cuatro ex policías del D2 fueron condenados a cadena perpetua, un militar recibió doce años y otro fue absuelto. Se juzgaron delitos de lesa humanidad contra 24 víctimas, entre ellas el poeta y periodista Francisco Urondo.

Después del fallo de ayer, el número de represores condenados por crímenes durante la dictadura asciende a 240.

Por Diego Martínez

Frente a un centenar de personas de pie, en silencio, unos con puños apretados, otros con fotos de sus seres queridos en alto, amuchados detrás del blindex que los separaba de los victimarios, el juez Juan Antonio González Macías leyó ayer el veredicto del primer juicio por crímenes de lesa humanidad en la ciudad de Mendoza: prisión perpetua en cárcel común para cuatro ex miembros del D2 de la policía provincial, doce años de prisión para un militar (imputado en un solo caso) y absolución para un ex oficial de Inteligencia. “Son asesinos, torturadores, violadores y ladrones”, resumió Silvia Ontiveros, sobreviviente que supo conmover a la sala cuando relató su cautiverio. “Pero tuvieron un juicio justo”, completó ante un periodista local. Con las sentencias de ayer, más la del coronel Alejandro Duret, expulsado de Chile luego de tres días de vacaciones, el número de represores condenados por crímenes durante la dictadura asciende a 240, precisó la Unidad Fiscal de coordinación de causas de lesa humanidad de la Procuración General de la Nación.

El proceso que condujo durante once meses el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Mendoza, en el que declararon más de doscientos testigos, fue el segundo de la provincia y el tercero en Cuyo. Arrancó el 17 de noviembre de 2010 con diez acusados, aunque sólo seis llegaron al final. La pena máxima recayó sobre el ex comisario inspector Juan Agustín Oyarzábal, el ex oficial inspector Eduardo Smahá Borzuk, el ex subcomisario Alberto Rodríguez Vázquez y el ex sargento Celustiano Lucero. El ex teniente Dardo Migno recibió doce años de cárcel, en tanto fue absuelto el entonces teniente coronel Paulino Furió. Durante el juicio quedaron fuera de juego, aunque no de la historia, el fallecido general Juan Pablo Saá, el general Mario Lépori, el coronel Tamer Yapur y el ex oficial del D2 Armando Osvaldo Fernández. Los últimos tres fueron sobreseídos gracias a sus problemas de salud.

Las condenas fueron por delitos de lesa humanidad contra 24 víctimas. El caso más conocido es el del poeta, periodista y militante montonero Francisco Urondo, asesinado el 17 de junio de 1976 en una cita envenenada que terminó con el secuestro de su esposa Alicia Raboy y de su hija Angela, operativo del que René Ahuali logró huir pese a las heridas. También se condenó por las desapariciones de Salvador Moyano, Jorge del Carmen Fonseca, Ricardo Sánchez, Nora Jurado, Rafael Olivera y Aníbal Torres, y por el cautiverio del escritor y dirigente Angel Bustelo.


Un día histórico

Más de 250 personas se concentraron a primera hora frente al tribunal mendocino. Un centenar pudo seguir la sentencia en directo, el resto mediante una pantalla. Alrededor de las 11, la sala se puso de pie para recibir a los magistrados. Detrás de González Macías ingresaron Alejandro Piña y Raúl Rodríguez, que sustituyó a Héctor Cortez, en reposo con tendinitis. “Antes de dar lectura al fallo, quiero reconocer a las partes el alto profesionalismo, el respeto entre ustedes y para con el tribunal. Además reconocer al público el respeto durante las audiencias”, arrancó el presidente. En la sala había sólo tres imputados: Furió, Smahá y Lucero.

El silencio contenido durante la lectura estalló luego en llantos y abrazos. “¡30 mil compañeros desaparecidos!”, “¡Presentes!”, se recordó a las víctimas. “Justicia es esto: condenar con pruebas como se condenó”, celebró Pablo Salinas, abogado del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. “Es muy importante que Mendoza haya dejado de ser la provincia más atrasada para ser la única que tiene un proceso contra jueces”, reflexionó ante El Sol online. “Este acto nos permite seguir adelante pero con la paz de saber que no estamos conviviendo con los genocidas en la calle”, reflexionó Angela Urondo, hija de Paco. “Hoy están viejos, lloran y se enferman, pero la gente debe saber que son asesinos y que haber creado la desaparición forzosa, sin saber dónde estaban nuestros seres queridos, fue aberrante”, explicó María de Domínguez, de Madres de Plaza de Mayo.

“Las cosas van quedando en su lugar y quienes cometieron los peores crímenes están donde tienen que estar”, reflexionó Alfredo Guevara, querellante e hijo del abogado homónimo que impulsó las causas en los ’80. “Es un día contradictorio: por un lado estoy contenta, pero sentir que Rafael y Nora no están es un dolor inmenso. Yo los extraño como todo el país extraña a los que hoy no están con nosotros”, lamentó Monserrat Olivera, hermana de Rafael.


Quién es quién

- Juan Agustín Oyarzábal, ex segundo jefe del D2, organizó el operativo que terminó con el asesinato de Urondo. Oyarzábal, que ya en 1975 ofreció su Ford Falcon para hacer procedimientos clandestinos, fue distinguido según su legajo por “desbaratar bandas de delincuentes subversivos”.

- Eduardo Smahá Borzuk, alias “Ruso”, encabezaba el sector de operaciones del D2 junto con Oyarzábal y Lucero. Fue reconocido por la testigo René Ahualli entre quienes mataron a Urondo. Oyarzábal y Smahá eran quienes conducían los interrogatorios junto con Armando Fernández, alias “Piqui”.

- Luis Alberto Rodríguez Vázquez, alias “Pájaro Loco”, era el responsable de Inteligencia del D2, que se ocupaba de estudiar a los futuros blancos del grupo de tareas. Rodríguez Vázquez admitió en 1987 que se encargaba de “la sección investigación de la información”, donde se procesaban los datos que obtenían quienes se infiltraban en distintas organizaciones. Su tarea no fue sólo de escritorio. La sobreviviente Ahualli lo reconoció como quien manejaba el auto que persiguió y alcanzó a Urondo.

- Celustiano Lucero, alias “Mono”, cabo primero a mediados de los ’70, fue quien mató a Urondo al golpearlo detrás de la cabeza con su arma reglamentaria, dato que él mismo confesó mientras intentaba defenderse. Un sobreviviente del D2 lo reconoció entre sus torturadores.

- El teniente Dardo Migno, condenado a doce años de prisión, era jefe de la Compañía de Comunicaciones de Montaña 8 y estaba imputado por un solo caso de secuestro seguido de torturas.

- El entonces teniente coronel Paulino Furió, jefe de la División Inteligencia del Comando de la Brigada de Infantería de Montaña VIII, estaba imputado por la desaparición de Jorge del Carmen Fonseca. Su absolución sería por la falta de certezas sobre dónde ocurrió el secuestro. De todas formas, Furió seguirá con prisión preventiva por otros delitos.

jueves, 6 de octubre de 2011

PáginaI12: a la era digital con DOS

Los trabajadores de PáginaI12 retiramos hoy las firmas en repudio a la falta de respuesta al reclamo de Internet en cada puesto de trabajo. Mientras la dirección del diario lamenta la muerte de Steve Jobs, se babea con tweets de políticos, celebra la entrega de netbooks por “la importancia en la era digital” y estrena la sección de Cultura Digital, hacia adentro hacemos periodismo con DOS y Word Perfect, en computadoras sin parlantes ni lectora de CD, ni conexión a Internet.

domingo, 2 de octubre de 2011

Reparaciones, justicia y memoria

Partiendo de una “sociedad sensibilizada con la memoria”, el encuentro buscó comparar políticas y resultados, y entender los conceptos que rigen en el continente la búsqueda de reparar injusticias y crímenes.

Por Diego Martínez
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Jozami y Viz Quadrat en el cierre del encuentro.

“Una política de memoria es inseparable de la ampliación de derechos humanos, pero el genocidio no empezó con Videla. Tenemos que hacernos cargo de reparar también la injusticia y la opresión a lo largo de nuestra historia, y una sociedad sensibilizada con la memoria, la verdad y la justicia nos parece la mejor garantía para llevar adelante ese proceso de ampliación del concepto de derechos humanos.” La reflexión de Eduardo Jozami, director del Centro Cultural Haroldo Conti, fue el cierre del IV Seminario Internacional Políticas de la Memoria, que concluyó anoche en el predio de la ex ESMA.

La conferencia intentó abarcar una mirada regional sobre el tema. La abrió Samantha Viz Quadrat, historiadora del Núcleo de Estudios Contemporáneos de la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro. La investigadora resumió las dificultades de Brasil para poner fin “a 21 años de silencio” y que “la sociedad pueda reflexionar sobre ese silencio”. Destacó las iniciativas de la presidenta Dilma Rousseff de crear una Comisión por la Verdad y un Plan Nacional de Derechos Humanos, y en particular el programa “Memorias Liberadas”, que apunta a permitir el acceso a documentación del gobierno militar, que sigue vedada incluso a los investigadores.

El uruguayo Alvaro Rico, decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, remarcó “el sostén civil y político de la impunidad en Uruguay”. Repasó la Ley de Caducidad, los dos plebiscitos que la legitimaron y la “teoría del maligno” que atribuyó a la guerrilla la responsabilidad por los crímenes de la dictadura. Rico marcó el giro con el ascenso de Tabaré Vázquez, quien “encontró una interpretación de la ley para que la Justicia pudiera actuar en algunos casos” (hay apenas 18 militares, policías y civiles procesados o condenados), y el intento frustrado “por las contradicciones al interior de la izquierda gobernante” para anular este año los efectos de caducidad. Celebró el fallo Gelman de la Corte Interamericana que obliga al Estado a investigar y juzgar en plazos razonables, pero advirtió que el próximo 1º de noviembre “prescribirán todas las causas en curso por violaciones de derechos humanos” durante la dictadura uruguaya.

Ricardo Brodsky, director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, resaltó que “considerando la renuncia del Poder Judicial a investigar las violaciones a los derechos humanos, un eje obligado de las políticas de memoria ha sido establecer la verdad”. Repasó el rol de las comisiones investigadoras (contabilizaron 41.470 víctimas de graves violaciones, incluidos 3216 desaparecidos y ejecutados) y las distintas formas de reparación material o simbólica, como los pedidos de perdón o los memoriales. A nivel judicial marcó el quiebre que significó la detención de Pinochet en 1998 y precisó que hay 1446 causas abiertas.

Jozami propuso “problematizar” los conceptos: “¿Estamos seguros de que queremos establecer una verdad única sobre los ’70?”. “Lo importante es que el proceso político siga dejando lugar para un pluralismo político notable porque hemos vivido una operación criminal, pero también un operativo de ocultamiento de una magnitud inimaginable.” “La discusión sobre la memoria es aún más complicada”, planteó. Recordó que “en la historia hubo más propagandistas del olvido que de la memoria”, diferenció dos etapas recientes en políticas de memoria (primero “el predominio de la víctima” al margen de los motivos, luego “el recuerdo no de víctimas sino de héroes”) y se esperanzó con la idea de que “estamos pasando la segunda etapa para encontrarle un sentido a la historia, para entender el proceso de lucha popular que derivó en el golpe de Estado como respuesta de disciplinamiento a una sociedad activa, movilizada y cuestionadora”.

sábado, 1 de octubre de 2011

Duret, a la sombra de la cordillera

Por Diego Martínez
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Alejandro Duret había sido absuelto en primera instancia, pero la Cámara revirtió la decisión.

Atravesar la cordillera para esperar en Chile decisiones cruciales sobre sus futuros parece ser una nueva costumbre de los imputados por crímenes de lesa humanidad. La inauguró un mes atrás el ex camarista mendocino Otilio Roque Romano, que al día siguiente fue suspendido por el Consejo de la Magistratura. El domingo siguió sus pasos el coronel retirado Alejandro Duret, condenado un día después a quince años de prisión por la Cámara Nacional de Casación Penal. Igual que el cuyano, el militar responsable de secuestrar, torturar y desaparecer a Carlos Labollita en 1976 era técnicamente inocente y no tenía prohibición para salir del país. Hasta anoche ni siquiera tenía orden de captura, pedido que formuló el jueves el fiscal federal Daniel Adler y sobre el que debe pronunciarse el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata. La pregunta obligada es si el viaje de Duret es pura coincidencia, si el oficial de Inteligencia del Ejército Argentino seguirá el ejemplo de Romano para buscar refugio e impunidad en los pagos de Sebastián Piñera, o si ya cruzó también el Pacífico y pronto sumará su nombre al de otros cuarenta represores prófugos.

Fiscales y abogados de organismos de derechos humanos coincidieron en destacar el valor de la decisión de la Sala IV de Casación. Los jueces Mariano González Palazzo, Gustavo Hornos y Augusto Díaz Ojeda no sólo revirtieron la absolución, también impusieron pena, asumieron “competencia positiva” en la jerga jurídica. Lo que no hicieron los miembros del máximo tribunal penal del país fue tomar alguna medida para evitar la fuga del militar, que estuvo con prisión preventiva hasta que los jueces Nelson Jaranzo y Alejandro Smoris lo dejaron en libertad.

Duret fue absuelto a mediados de 2009, cinco días después de la derrota electoral de kirchnerismo. El 9 de agosto último se realizó la audiencia pública en la que fiscales y abogados pidieron su condena en nombre de los familiares de la víctima, y militares retirados y allegados hicieron acto de presencia junto con Cecilia Pando. Comenzó entonces la cuenta regresiva para que Casación se pronunciara. Según el Código Procesal Penal, la Sala IV debió convocar a Duret en persona para conocerlo antes de fallar. La audiencia, sobre la cual el Ministerio Público Fiscal nunca fue notificado, se habría realizado a principios de mes.

El lunes, Casación firmó la condena y ordenó notificar al Tribunal Oral marplatense. El miércoles la noticia trascendió extraoficialmente. El jueves al mediodía, el fiscal ante Casación, Raúl Plee, les solicitó a los jueces que ordenaran la prohibición de salir del país para Duret. Cuando los representantes del Ministerio Público apuntaron el nombre del condenado en los registros de Migraciones (también son accesibles a los jueces) se encontraron con la novedad del viaje a Chile. Por la noche, el fiscal Adler pidió la captura nacional e internacional, sobre la que debe pronunciarse ahora el TOF de Mar del Plata, acotado esta vez a Carlos Rozanski dado que Esmoris y Jarazo están de licencia y se reponen de un accidente automovilístico ocurrido el martes.

Duret cruzó la frontera por Mendoza, como Romano, pero no en avión sino en auto. Según los registros de Migraciones, viajó en un Peugeot 206, patente EVC743, junto con un militar y su esposa. Se trata de Héctor Osvaldo Miranda, que en 2003 ascendió a teniente coronel, y su esposa Ana María Groppa, ambos radicados en el barrio de oficiales del Grupo de Artillería de Montaña 8 de Mendoza. Miranda tiene 56 años, edad con la que podría permanecer en actividad en el Ejército, aunque según bases de datos empresariales está abocado a tareas privadas en un rubro sensible a los uniformados: preside la agencia de seguridad Kustos. Migraciones también registró el retorno del matrimonio, apenas dos horas después, pero entonces a solas, sin Duret, que ya se había hecho una escapada al país trasandino el 17 de septiembre.

Funcionarios chilenos afirmaron durante el último mes que Chile respeta los derechos humanos. Tanto sus normas internas como el derecho internacional establecen que el status de refugiado no incluye a acusados (menos aún condenados) por delitos de lesa humanidad. Los trámites previstos para quien solicita el refugio, sin embargo, le permiten a Romano ganar tiempo y burlar la cárcel. En los próximos días se sabrá si el del camarista es un caso aislado o si Duret decidió acompañarlo.