sábado, 11 de junio de 2011

Vuelos: Poch vuelve a Marcos Paz

Por Diego Martínez
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Julio Poch fue detenido en España en 2009 pero después consiguió recuperar su libertad.

El ex piloto naval Julio Alberto Poch volvió al penal de Marcos Paz. Siete meses después de que la Cámara Federal porteña ordenara liberarlo y encomendara profundizar la investigación sobre su participación en los vuelos de la muerte, que relató en 2003 ante compañeros de la aerolínea holandesa Transavia, el juez federal Sergio Torres lo procesó con prisión preventiva y embargó sus bienes por 41 millones de pesos. El magistrado les volvió a tomar declaración por exhorto a todos los testigos que había escuchado en persona a fines de 2009 y refutó uno a uno, en 1130 fojas, los argumentos de los tenaces abogados del piloto. Poch es el tercer marino procesado gracias a los testimonios de quienes escucharon relatos en primera persona sobre ejecuciones desde aviones en vuelo y en lugar de llevarse el secreto a la tumba decidieron colaborar con la Justicia.

Poch fue detenido en España durante su último vuelo como piloto comercial en septiembre de 2009. Torres escuchó a los testigos y nueve meses después lo procesó. En octubre pasado, luego de un arduo trabajo del abogado Gerardo Ibáñez, que viajó al Reino de los Países Bajos y gestionó declaraciones ante escribano de compañeros y amigos de su cliente, los camaristas Eduardo Farah y Martín Irurzun declararon la nulidad del procesamiento y le ordenaron a Torres reforzar la prueba. El juez cursó entonces a Holanda una serie de cuestionarios con medio centenar de preguntas para una docena de testigos.

Tim Weert y Edwin Reinoudt Brouwer, pilotos de Transavia, volvieron a reconstruir el diálogo, que comenzó cuando el segundo elogió la belleza de la princesa Máxima. “Lástima que tenga ese padre”, dijo, en referencia a Jorge Zorreguieta, ex ministro de Videla. Poch “se transformó en un fanático”, recordaron.

–Desapareció tanta gente. Zorreguieta debe haber sabido...

–No sabía nada –intervino Poch–. Yo sí sé –agregó, y empezó a hablar de los vuelos en primera persona del plural.

–¡Qué espantoso que hayas tenido que hacer eso! –reaccionó Weert.

–Ustedes no saben nada. Tienen que comprender que era una guerra, donde muere gente de ambos bandos, es normal. Vos ni habías nacido –apuntó a Weert, paralizado. Poch habló luego de personas “que murieron a su lado”.

–Por Dios, ¿cómo pudiste colaborar en eso? –insistió Weert.

–Eran terroristas de izquierda. No merecían nada mejor –respondió Poch.

–¿Por qué no devolvieron los cuerpos a sus seres queridos, a esas Madres de las pancartas?

–Deberían haber sabido que sus hijos eran terroristas. Deberíamos haberlos matado a todos –retrucó Poch.

–Es un modo inhumano de ejecutar gente...

–Estaban drogados –justificó.

–¿Cómo hiciste eso? –preguntó Brouwer.

“Julio estrechó su mano derecha horizontalmente hacia adelante e hizo un movimiento rotatorio. El costado derecho de su mano se inclinó un poco hacia abajo. Aún se lo veo hacer”, recordó. Weert se levantó sobresaltado. Brouwer lo empujó para que sentara. “Sentí que la situación se iba de las manos”, explicó. “Fue el final del diálogo”, agregó. “Julio fue muy auténtico y hasta hoy creo su historia”, ratificó Weert. “Hay personas que saben más y no se atreven a comparecer”, sugirió. Brouwer escuchó “a copilotos y personal decir ‘a mí me lo contó’” pero no dio nombres.

La resolución de Torres desmenuza los relatos gestionados por Ibáñez. Todos los testimoniantes tienen buen concepto de Poch, pero poco aportan sobre la confesión: siete no estuvieron en la cena, el octavo estuvo, pero no presenció el diálogo. Frederik van Heukelom dijo no haber escuchado la confesión, pero de sus e-mails surge que recibió indicaciones sobre qué declarar y encomendó a sus destinatarios borrar los correos. Torres deja constancia de que “amigos o conocidos de Poch” trataron “de influir sobre los testigos para mejorar la comprometida situación del imputado”.

Otra “prueba fundamental” es una nota agregada al legajo de Poch firmada por el comandante de Operaciones Navales, vicealmirante Antonio Vañek, quien destacó que Poch había desempeñado una “comisión” entre el 2 de mayo y el 1º de junio de 1978. “Evidenció buenas condiciones para adaptarse y obtener positivos logros en las especiales tareas impuestas”, apuntó. Para Torres, la “felicitación” es “muy sugestiva” porque de los legajos de Poch “no surge dato alguno que permita inferir a qué lugar o misión estuvo destinado en ese período” y porque la nota la firmó un marino “cuyo vínculo con el grupo de tareas 3.3 se encuentra sobradamente acreditado”.

diemar75@gmail.com

viernes, 10 de junio de 2011

Duhalde-Das Neves, cruzados del orden

Con un discurso con eje en la idea de reprimir el delito y poner orden, Duhalde se mostró junto al gobernador de Chubut en el Sheraton. Anunció también la candidatura de Camaño en la provincia y de Todesca en Capital.

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Mario Das Neves y Eduardo Duhalde anunciaron el respaldo de la Democracia Cristiana y el MID.

Publicado en PáginaI12.

Eduardo Duhalde y Mario Das Neves anunciaron ayer formalmente en el Hotel Sheraton la fórmula para competir en las elecciones presidenciales. “Necesitamos poner orden en este bendito país”, arengó el eterno piloto de tormentas de Lomas de Zamora, que enarboló como banderas “el hambre cero”, “la prevención y represión del delito” y la “concepción integral de los derechos humanos”. El gobernador de Chubut arremetió contra el gobierno nacional, al que calificó como “una banda”, y parafraseó a Beatriz Sarlo para dirigirse al jefe de Gabinete: “Conmigo no, Aníbal. Con nosotros no. Somos peronistas y nos conocemos”. Duhalde hizo un último guiño a los partidos que enfrentan “la caída de las instituciones” y anunció las candidaturas de Graciela Camaño en la provincia y de su ex viceministro de Economía Jorge Todesca en la ciudad de Buenos Aires.

Primero habló Das Neves, ovacionado por sus seguidores, mayoría en el Sheraton. “Les ganamos dos veces y vamos a seguir”, arrancó el chubutense, que amagó con renunciar a la política cuando vio peligrar la continuidad en sus pagos. Luego introdujo un matiz más bien K: “Pertenezco a una generación donde las utopías tenían un peso importante”, recordó y criticó “el falso progresismo”. “Nos quieren vender cosas con metodología propagandística”, dijo, y reivindicó a Martín Redrado, en primera fila. Dijo que el ex presidente del Central “puso el banco a trabajar para la gente” contra la voluntad de Néstor Kirchner, quien ante un pedido de “una mano” de Das Neves le habría respondido “dejá ese banco a los privados”.

Das Neves describió al Gobierno como “una banda que se sirve del Estado”. “Conmigo no, Aníbal. Con nosotros no. Somos peronistas y nos conocemos”, parafraseó a Sarlo para desmentir “que acá están los malos y allá los buenos”, idea que atribuyó al jefe de Gabinete. El chubutense aseguró que “el Estado oculta en forma perversa hechos de corrupción”, recordó que “fui parte de la gloriosa JP” y provocó a una juventud que no identificó: “Nosotros no peleábamos por cargos, no nos daban chequera ni nos mandaban de buchones a las empresas”. Por último, dijo que “con el blanqueo de los aportes no remunerativos” consiguió pagar “el 82 por ciento móvil a los jubilados”, logro que pretende aplicar en la Nación.

Los alfiles de Duhalde se sentaron en primera fila: Chiche, Camaño, los gremialistas Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas, Ramón Puerta, Carlos Brown, Miguel Angel Toma, Redrado y Javier Castrilli. “Dos presidenciables han tomado la decisión de trabajar juntos”, celebró Duhalde. Saludó a los trabajadores y dijo que “es mentira que haya un siete por ciento de desocupación”. Fundó su certeza en “las cartas que recibe Chiche con pedidos de trabajo”. Saludó “a los jóvenes” y aseguró que “no necesitamos más enfrentamientos ni más muertes”, aclaración relevante para quien debió adelantar su salida por la masacre del Puente Pueyrredón (luego diría que un objetivo de su interinato fue “construir la paz sin cascos ni bayonetas”). El tercer saludo fue para las Fuerzas Armadas. “Se las confunde con las de la dictadura”, dijo para alegría del Ñato Rico (ver aparte). Sugirió que están “arrinconadas” y “las estamos desperdiciando, igual que a las fuerzas policiales”. Contó que los policías tucumanos hicieron una huelga porque cobran 1800 pesos y reflexionó que por los bajos sueldos “se pasan a las filas del adversario”.

Duhalde agradeció a “dos partidos muy importantes” que lo respaldarán en la campaña: la Democracia Cristiana y el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), que “dio el más grande estadista que tuvo la Argentina”, en referencia a Arturo Frondizi, cuya imagen complementó los rostros de los candidatos en la pantalla de fondo. Después anunció las postulaciones: Camaño en provincia, Todesca en Ciudad, Puerta en Misiones y el midachi Miguel Del Sel por Unión-Pro en Santa Fe. Elogió a Camaño por el reconocimiento de sus pares y la diferenció del gobernador Daniel Scioli, sin nombrarlo: “Necesitamos un gobernador real. El actual, con suerte va a poder elegir a su secretario”, chicaneó.

“Necesitamos poner orden en este bendito país”, arengó. Vinculó orden con “competitividad” y propuso “terminar con el fantasma de la inflación”. Prometió “hambre cero” a partir de la “renta básica del ciudadano”. “Lo segundo lo pide la gente: prevención y represión del delito. Debemos gastar mucho dinero en eso”, recetó. Tercero: derechos humanos “integrales”.

Cerró con un mensaje al resto de la oposición. “A pesar de que naturalmente tuvimos problemas con otras fuerzas partidarias, hago llegar mi respetuoso saludo a las fuerzas que enfrentan la caída de la institucionalidad”, dijo y enumeró: socialismo, radicalismo, Frente Cívico y al “compañero de tantas batallas”, al que dejó plantado en la interna del fenecido Peronismo Federal: Alberto Rodríguez Saá. “Suerte”, le deseó.


El Ñato Rico, sin betún y resignado

“Hay que cerrar las heridas del pasado con memoria, verdad y justicia”, afirmó Eduardo Duhalde, quien meses atrás visitó en la cárcel a condenados por crímenes de lesa humanidad, quien supo contar con el apoyo de la apologista del genocidio Cecilia Pando y convenció a represores presos para que pidieran votar en la interna del Peronismo Federal. El único matiz que agregó a la consigna de los organismos fue “sin aprietes políticos e ideológicos a los jueces”, tema que había mencionado durante su lanzamiento en el Luna Park, siempre sin precisiones ni ejemplos.

–¿Qué piensa de la política de memoria, verdad y justicia que Duhalde acaba de respaldar? –le preguntó Página/12 al ex carapintada Aldo Rico, candidato a intendente de San Miguel.

–Pienso lo mismo que le dije a Alfonsín en 1987: tiene que haber una solución política.

–¿Le preocupa no compartir la política de su aliado?

–Yo pienso lo mismo. Hubo 16 mil muertos, tiene que haber justicia de los dos lados.

–¿Hablan del tema con Duhalde?

–No, no lo hablamos.


viernes, 3 de junio de 2011

Cinco procesados por los vuelos

El abogado Gonzalo Alvarez de Tolosa, que visitaba la ESMA, y los pilotos de Aerolíneas Enrique de Saint Georges y Mario Arru –en funciones hasta su detención– están entre los procesados. Tres prefectos ahora en la mira judicial.


Por Diego Martínez
El juez Sergio Torres procesó con prisión preventiva a cinco imputados por los vuelos de la muerte. Tres son ex pilotos de Prefectura que participaron el 14 de diciembre de 1977 de la ejecución desde un avión Skyvan del grupo de familiares de desaparecidos secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz. El magistrado valoró especialmente un estudio de la Procuración General de la Nación sobre 2800 planillas de vuelo y un testimonio obtenido por el fiscal Miguel Osorio en el que un suboficial de Prefectura vinculó directamente con los crímenes a Enrique de Saint Georges y Mario Arru, flamantes ex comandantes de Aerolíneas Argentinas. Esa declaración incluye los nombres de otros tres prefectos que tenían “la sartén por el mango” y están en la mira de la Justicia. Se trata de los prefectos principales Raúl Alberto Lanzi, hoy radicado en Concepción del Uruguay; Roberto Antonio Salinas, actual profesor del Servicio de Aviación de Prefectura, y Raúl Novo, ex comandante de LAPA y jefe de Prevención de Accidentes para la época de la tragedia de 1999 que acaba de prescribir.

El más conocido de los procesados es el abogado Gonzalo Torres de Tolosa. Amigo de Jorge Acosta, jefe del Grupo de Tareas, el entonces profesor de la Universidad Católica Argentina admitió que visitaba la ESMA y relató “trabajos” que el Tigre le encomendaba en Cancillería. Torres de Tolosa fue denunciado por Adolfo Scilingo como quien lo acompañó en uno de los vuelos de la muerte, y por sobrevivientes como partícipe de torturas. En su declaración sugirió una confusión con su hermano Alvaro Diego, que según él era segundo comandante de Gendarmería y miembro de Consejos de Guerra del Primer Cuerpo. “Sus tareas eran secretas”, dijo. El hermano no puede defenderse porque está muerto. El flamante procesado “alternaba su actividad legal con una actividad clandestina e ilegal, en los antípodas de su formación profesional y que era esencialmente voluntaria. No había deber legal ni norma que lo obligara a formar parte del GT 3.3. Solamente su conciencia y su convicción sociopolítica”, resumió Torres, que lo procesó como partícipe necesario de medio millar de secuestros y tormentos seguidos de muerte, embargó sus bienes por 618 millones de pesos y, pese al “colon irritable” que lo aqueja, ordenó su traslado al penal de Ezeiza.

El ex suboficial naval Rubén Ormello confesó su actuación en los vuelos en los ’80 ante compañeros de trabajo. “¿Qué cagada te mandaste, Colorado, que saliste en Página/12”, le escribió un compañero en 2009. Tal como se anticipó en aquel artículo, los testigos de su confesión en los hangares de Aerolíneas declararon ante la Justicia, que luego citó a los ex compañeros del mecánico. Cinco admitieron haber escuchado “constantes comentarios” de la confesión. Los testimonios fueron “consistentes, contundentes y concordantes”, evaluó el juez. Pese a que la Cámara Federal estableció que las confesiones en privado no lo son técnicamente, el juez las privilegió, teniendo en cuenta la deliberada destrucción de pruebas de la Armada, que aún niega la existencia del GT 3.3 pese a que se olvidó de borrar los sellos de los legajos de varios suboficiales.

El procesamiento de De Saint Georges, Arru y Alejandro D’Agostino se fundó en el trabajo de la PGN y en la declaración de un suboficial que admitió que los vuelos eran vox populi y nombró a cinco pilotos con “la sartén por el mango”. D’Agostino pidió el cese del servicio como jefe de la división Veteranos de Guerra de Prefectura cuando se enteró de la acusación por “la injuriosa e infundada publicación de Página/12”, que ahora validó la Justicia. A las pruebas ya informadas, el juez agregó 47 planillas de los Skyvan de 1977 entregadas por el Ministerio de Seguridad, de las cuales sólo dos carecen de datos distintos del horario de vuelo: una es la del 14 de diciembre y ambas tienen como comandante a De Saint Georges. El juez destacó que los once “vuelos anómalos” en tres años detectados por la PGN se condicen con el uso “eventual” de los Skyvan mencionado por Scilingo. Procesó a los pilotos como partícipes necesarios de 56 secuestros agravados y los embargó por 56 millones de pesos.

diemar75@gmail.com