sábado, 16 de marzo de 2013

Los latidos de Francisco



“En otro de sus interrogatorios entre sueños, Yorio debió contestar preguntas de un hombre que no era militar. Esa persona culta, con conocimientos de psicología y de la Iglesia, ‘me dijo que yo era un cura idealista pero que mi error era interpretar materialmente las Escrituras al ir a vivir con los pobres. Que Cristo hablaba de pobreza espiritual. Que quedaría libre pero que debía pasar un año sin mostrarme, en un colegio, trabajando en otra clase social porque había penetración marxista en América latina’. (Declaración de Orlando Yorio en el juicio a las juntas, 1985, citado en El Silencio, p. 56, de Horacio Verbitsky).

“Desde San Miguel y el provincialato se hacía correr por debajo, sin darme lugar a defenderme, que yo era comunista, subversivo y guerrillero y que andaba con mujeres, rumores que llegaban de inmediato a los sectores sociales que en ese momento manejaban el poder y la represión”, le contó Yorio a Verbitsky en 1999. “Francisco Jalics varias veces me hizo notar el peligro. En ese sentido advirtió por escrito a varios jesuitas que el responsable era Bergoglio” (El Silencio, p. 103)

“No tengo indicios para pensar que pensar que Bergoglio nos liberó, al contrario. A mis hermanos les avisó que yo había sido fusilado, para que fueran preparando a mi madre”, agregó. A su juicio, Bergoglio “tenía comunicación con Massera, le habrían informado que yo era el jefe de los guerrilleros y por eso se lavó las manos y tuvo esa actitud doble. No esperaba que saliera vivo”. Más aún, sospecha(ba) que Bergoglio estuvo presente en la casa operativa de la Armada en la que pasaron varios meses. “Una vez nos dijeron que teníamos una visita importante. Vino un grupo de gente. Jalics sintió que uno era Bergoglio”, contó Yorio.

--¿Cómo lo sintió?
--En esas circunstancias uno reconoce al carcelero hasta por los latidos del corazón. (El Silencio, p. 106).

“El húngaro Jalics vive en una casa de oración de Alemania. ‘Ha pasado un cuarto de siglo, estoy muy lejos de todo eso. ¿Para qué remover recuerdos dolorosos?’, dijo ante una consulta telefónica. Una persona que aceptó transmitir algunas reflexiones de Jalics con acuerdo del sacerdote dijo que ‘durante meses Bergoglio contó a todo el mundo que los dos sacerdotes estaban en la guerrilla. Un obispo le confesó a Jalics que era Bergoglio quien se lo había dicho. Jalics le reprochó que jugara así con la vida de ambos”. (El Silencio, p. 103).

“No ha habido nunca una acusación ni concreta, ni creíble, contra su persona”, dijo ayer el padre Federico Lombardi, vocero del vocero de Dios. La Nación sostiene que el comunicado del Vaticano “echó por tierra cualquier sombra de sospecha de vínculos del Papa con el último régimen militar argentino”. Agrega que “en coincidencia con la desmentida, Francisco Jalics, el sacerdote jesuita secuestrado y torturado durante cinco meses en la ESMA, cuya historia alimentó las sospechas hacia el nuevo pontífice, hizo saber que se sentía reconciliado con el Papa”.

Ni el Vaticano despejó “sospechas” ni Jalics respaldó la “la desmentida”.

En el comunicado que se le atribuye, Jalics no acusa pero tampoco disculpa al papa. “No puedo pronunciarme sobre el papel del padre Bergoglio en aquellos hechos”, habría dicho. ¿Por qué no puede, padre Jalics?

“Nosotros no teníamos contacto ni con el régimen ni con la guerrilla. Por la falta de informaciones de entonces y por las falsas informaciones, nuestra posición había sido mal interpretada, incluso en la Iglesia”, habría dicho. ¿Quién difundió desde la Iglesia informaciones falsas que le costaron cinco meses de cautiverio, padre Jalics?

“Después de un interrogatorio de cinco días, el oficial que había conducido el interrogatorio nos despidió con estas palabras: ‘padres, ustedes no tuvieron culpas y me comprometo a devolverlos a los barrios pobres’. No obstante el compromiso, quedamos encarcelados, para nosotros inexplicablemente, por otros cinco meses, vendados y con las manos atadas”, habría dicho. ¿Habrá sido para que alguien culto con conocimientos de psicología y de la Iglesia les señalara el error de interpretar materialmente las Escrituras, padre Jalics?

“Me moví desde el primer día y vi dos veces a Videla y dos a Massera, pese a lo difícil que era en ese momento conseguir audiencia con ellos”, dijo Bergoglio en 1999 (El Silencio, p. 61). Hace tres años, en su autobiografía titulada El Jesuita, reiteró que “me moví como loco dentro de mis escasas posibilidades” y agregó que “de hecho, las gestiones permitieron la liberación”. Jalics, según el comunicado que le atribuyen, contó que “sólo años después tuvimos la posibilidad de hablar de esos hechos con el padre Bergoglio”. ¿El superior que se movió “como loco” logró salvar a sus dos pastores pero tardó años en volver a ver a uno de ellos, mientras el segundo murió convencido de que los había entregado?

"Estoy reconciliado con esos eventos y para mí ese episodio está cerrado", habría escrito Jalics. Reconciliar: volver a las amistades, o atraer y acordar los ánimos desunidos. ¿Qué los desunió? ¿Por qué no puede pronunciarse, padre Jalics?

Un documento de inteligencia militar rescatado del archivo que el arzobispado porteño dice no tener lamenta que “a pesar de la buena voluntad del padre Bergoglio, la Compañía en Argentina no se ha limpiado”.

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